Tras conocerse el plan de Donald Trump para la paz en la Franja de Gaza, se puede decir que una visión panorámica nos invita a soñar en una gran postal que se representa de este a oeste con imágenes ideales de destinos con arenas doradas, palmeras y un mar celeste cielo con un sol resplandeciente que nos ilumina. Y se podría decir que desde el lunes pasado parece ser que un amanecer radiante nos daría un respiro en estos dos años de guerra (se cumplen el 7 de octubre próximo).
Donald Trump. Reuters.Pero, siempre surge un "pero", algunos detalles a tener en cuenta indican que no es un acuerdo de partes. Es un acuerdo de uno, si se puede decir, porque la Yihad Islámica lo rechazó, Mahmud Abás -titular de la Autoridad Nacional Palestina- la aceptó y el Hamás, que en las últimas horas disparó cinco misiles desde Gaza contra la localidad de Ashdod, todavía no contestó. Y si hace unos días había mucha tela para cortar en lo que se refiere al conflicto de Medio Oriente, desde el anuncio hecho en Washington se le agregaron muchos metros más.
En principio, porque hay quienes son críticos con el plan de paz presentado por Trump (que se da en el marco de los Acuerdos de Abraham, de normalización diplomática entre Israel y varios estados árabes) y hay quienes sostienen que es "un buen acuerdo". Por eso mismo hay que recordar que muchos acuerdos a través de la historia no han resistido el paso del tiempo y lo escrito con la mano se borró con el codo, o han sido suscriptos para prorrogar en el tiempo políticas que cuando se dieron las circunstancias se implementaron a gusto sectario por los firmantes.
De todas maneras, en primera instancia se puede observar que lo significativo de lo suscripto ahora es que cada etapa o punto en el que está organizado el plan, avanzará siempre y cuando el punto precedente se haya cumplido. El Hamás se encuentra en una coyuntura extrema que hace imposible que sigan adelante con sus acciones políticas y militares en Gaza. Sus mentores en el exterior (Egipto, Qatar y Turquía) han firmado con Estados Unidos e Israel un compromiso de quitar el sistema de apoyo. Hamás debe desaparecer de Gaza y esto depende mucho de cómo se concatenen los hechos (en el peor de los casos aparecerá otro grupo con algún nombre folclórico diferente).
Líbano se sumó al plan Abraham con todo lo que ello implica, especialmente en cuanto a las responsabilidades de pacificación interna y desarme, no agresión y compromisos de reformas institucionales. Siria, en cambio, con el liderazgo del presidente de facto Ahmed Husseín al-Sharaa (mucho más conocido por su nombre de guerra: Abu Mohamed al-Golani, o Muḥammad al-Jawlani), un ex líder del Ejército Islámico devenido en actual mandatario, no ha firmado, porque aluden que Israel está ocupando los faldeos del Golan sirio.
Esto último es verdad, ya que Israel lo usa como zona de contención contra las milicias sirias (que no son pocas); hasta que no garanticen orden en las filas y la seguridad de las comunidades drusas Israel no se retirará (no hay que olvidar que todo el armamento del Hezbolá libanés proveniente de Irán pasaba por Siria). De Irán, el presidente "golfista" tuvo unas palabras de deseos de que se alinee con Occidente, se acomode y se sume al proyecto, aunque por ahora están afuera y se les han renovado las sanciones de todo tipo, lo que no incluye a Rusia y China. El Hamás no tiene mejores opciones que la de la salida que se les propone, el programa pacificador del día después tomará meses según los especialistas.
Con respecto a la flotilla "turística", los organizadores han planificado, a mi entender maquiavélicamente, que lleguen los barcos a las aguas israelíes el 7 de octubre, pero no para conmemorar un aniversario de los tristes sucesos acaecidos sino para festejar el día de la masacre. De otra forma no se concibe, por lo que se trata de una provocación lisa y llana. Y eso es detestable.
Finalmente me voy a referir al listado de intenciones sobre el que todos hablan. Los especialistas en conflictos internacionales se refieren al plan comparándolo con otros similares que ya se han implementado en variadas ocasiones (haciendo n referencia a lo sucedido en el conflicto de Bosnia Herzegovina, por ejemplo). No hay que ser incrédulos, el plan comenzaría desde el momento en el que el grupo Hamás lo acepte y devuelva los secuestrados.
A partir de allí, la implementación punto por punto, en donde cada uno posee exigencias complejas para su implementación, será ardua, llevará tiempo y habrá quienes pongan palos en la rueda. Intentar desglosar uno a uno los puntos del potencial acuerdo es una tarea supeditada a los logros que se vayan dando a través del tiempo. El panorama es complejo. Yo diría complejísimo. Esperemos que comience a marchar y sobreviva en el tiempo.
(*) Santafesino radicado en Israel desde 2002.