En una impactante demostración de fuerza, China conmemoró el octogésimo aniversario de la rendición de Japón y el final de la Segunda Guerra Mundial con un masivo desfile militar en la Plaza Tiananmen, supervisado por el presidente Xi Jinping. El evento reunió a líderes clave, como Vladimir Putin de Rusia y Kim Jong-un de Corea del Norte. Más de 50.000 espectadores presenciaron un despliegue de armamento avanzado, incluyendo misiles balísticos intercontinentales, láseres de defensa y drones, que resalta la modernización del Ejército Popular de Liberación (EPL) y envía un mensaje de disuasión a Occidente, particularmente a Donald Trump y Estados Unidos.
El desfile exhibió una mezcla de tecnologías convencionales y emergentes, subrayando la inversión china en capacidades de guerra moderna. Entre los momentos más relevantes figuraron el misil balístico intercontinental DF-61, un ICBM de nueva generación transportado en plataformas móviles, capaz de alcances globales y evasión de defensas antimisiles. Este sistema forma parte del componente terrestre de la tríada nuclear china, que incluye misiles basados en tierra, submarinos y aire. Aunque el evento no detalló explícitamente los elementos marítimos como el JuLang-3 (SLBM) o aéreos como misiles en bombarderos H-6N, la presentación del DF-61 simboliza el avance hacia una tríada completa, estimada en 500 ojivas nucleares con proyecciones a 1.000 para 2030.
Otros sistemas incluyeron misiles hipersónicos antibuque YJ-21, láseres de defensa aérea para buques y tierra –capaces de derribar drones–, drones submarinos extragrandes AJX002, aviones de combate furtivos y "perros robot" para operaciones terrestres. Este arsenal refleja un presupuesto de defensa de 314.000 millones de dólares en 2024, segundo en el ranking mundial liderado por Estados Unidos.
En términos políticos, el desfile consolidó una alianza de alto impacto: Xi Jinping rodeado por Putin y Kim en la tribuna, constituye una imagen de unidad contra el liderazgo occidental. Tras el evento, Putin y Kim sostuvieron una reunión donde el mandatario ruso elogió a las tropas norcoreanas por su "valentía y heroísmo" en Ucrania, específicamente en la liberación de Kursk. Kim respondió afirmando que Corea del Norte apoyaría a Moscú "como hermanos".
Desde Washington, el presidente estdounidense intervino vía redes sociales: "Transmitan mis más cálidos saludos a Vladímir Putin y Kim Jong-un, quienes conspiran contra Estados Unidos". El Kremlin respondió esperanzado en que fuera "figurado", negando conspiraciones y enfatizando beneficios mutuos en alianzas como el Brics y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Simultáneamente, Rusia lanzó 502 drones y 24 misiles contra Ucrania, recordando la persistencia del conflicto.
Desde las relaciones internacionales, el accionar chino se alinea con el realismo estructural de Kenneth Waltz, esto es, en un sistema anárquico, Estados como China maximizan poder relativo para sobrevivir, equilibrando la hegemonía de Estados Unidos mediante disuasión nuclear y alianzas. La tríada nuclear refuerza la mutua destrucción asegurada, disuadiendo intervenciones en Taiwán o el Mar del Sur de China. El desfile proyecta ofensiva, desafiando la superioridad naval de Estados Unidos vía hipersónicos y drones.
En contraste, el liberalismo institucional ve esto como obstáculo para la cooperación: teóricos como Robert Keohane destacan la importancia de las instituciones para mitigar conflictos, pero la opacidad china en su arsenal socava el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). La presencia de Kim y Putin fortalece un eje que pareciera decidido a desafiar las reglas del statu quo internacional. China cierra la brecha con Estados Unidos en equipamiento, construyendo todo autóctonamente para evitar coerción externa, aunque carece de experiencia en combate desde 1979 y en operaciones conjuntas modernas.
En resumen, el desfile no es mero espectáculo; redefine el paisaje internacional. Bajo el paraguas del realismo, China exhibe sus nuevas capacidades militares y actúa racionalmente para avanzar en su carrera por el liderazgo global, asumiendo los riesgos que esto implica. Una pregunta emerge con fuerza en el mundo académico: ¿Occidente fortalecerá alianzas sin escalar las tensiones y promoverá diálogos para evitar malentendidos, u optará por chocar de frente contra el gigante asiático y sus aliados?
La buena relación con Corea del Norte "no cambiará" (*)
El presidente chino Xi Jinping recalcó este jueves a Kim Jong-un la importancia que tiene Corea del Norte para China, durante una reunión que mantuvieron ambos líderes en Beijing (Pekín), reportaron medios estatales chinos. China es el aliado más importante de Corea del Norte, cuya relación se forjó en el estallido de la Guerra de Corea en la década de 1950. Sin embargo, Pionyang se ha acercado a Rusia recientemente.
Kim y el presidente ruso Vladímir Putin acompañaron a Xi en un gran desfile militar este miércoles en la capital china, donde los últimos adelantos armamentísticos del gigante asiático se exhibieron a los líderes extranjeros. Kim y Xi se reunieron el jueves por la noche en el Gran Salón del Pueblo de Beijing, donde el presidente chino está "dispuesto a mantener, consolidar y desarrollar" las relaciones bilaterales, dando una "gran importancia a la tradicional amistad" con Corea del Norte.
"No importa cuál sea la situación internacional, esta postura no cambiará", agregó el mandatario chino, según la misma fuente. Kim llegó a Beijing el martes acompañado de su hija Kim Ju Ae. Es la primera vez que se le ve junto a Xi y Putin en un mismo evento. El miércoles, se reunió con el presidente ruso, quien le agradeció el envío de tropas norcoreanas para apoyar a Moscú en su invasión de Ucrania.
(*) Sobre nota original de Agencia Deutsche Welle.
(*) Analista internacional especializado en Defensa en Estados, docente de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.