¿Qué habrán pensado los dueños de las 16.322 empresas que cerraron entre diciembre de 2023 y junio de 2025 cuando lo vieron al presidente Javier Milei cantar en el escenario del Movistar Arena canciones de Gilda, Charly García, Los Ratones Paranoicos y Sandro? ¿Qué se les habrá pasado por la cabeza a los 236.139 trabajadores que perdieron su empleo en esos meses cuando lo vieron saltando con Lilia Lemoine o se enteraron de que parte del espectáculo que costó medio millón de dólares lo pagó la familia Kovalivker, dueños de la drogueria investigada por presuntamente pagar coimas con dinero que proviene de la Agencia de Discapacidad? ¿Alguno de los consejeros presidenciales pensó en los 4 millones y medio de jubilados que cobran menos de 400 mil pesos mensuales cuando concluyeron que uno de los caminos para disimular la gravísima crisis económica que vive el país era montar un recital de música con la excusa de fidelizar el voto de los jóvenes que, según los gurúes electorales, lo votaron en 2023?
De todas maneras, a esta altura de la semana volver sobre lo que pasó el lunes por la noche y sus repercusiones en la semana tampoco tiene mucho sentido porque lo que quisieron disimular sigue ahí, vivo, sin dar tregua, sumando hechos y protagonistas todos los días. Los estrategas de campaña creen que generar estos "hechos" en medio de un aluvión de denuncias que incluyen allanamientos por narcotráfico y la orden de la justicia para peritar los teléfonos del presidente y su hermana, es la mejor salida para cambiar la agenda y guardar bajo la alfombra de la opinión pública los temas que lo tienen contra los palos y que no puede atajar simplemente porque no se puede, como no se puede tapar el sol con las manos.
Llama la atención la impericia política de los funcionarios del gobierno nacional para enfrentar cualquier problema que la gestión les presenta, sea esta las denuncias por Libra, las presuntas coimas en Andis o los vínculos con el narcotráfico. Sin dirigentes de peso, con el cuero duro y espaldas anchas para "conducir" el huracán, probablemente el único que pueda hacerlo es Guillermo Francos, y en un contexto que los tiene acorralado, lo único que se les ocurre es huir hacia adelante utilizando una estrategia que el periodista Marco D'Eramo describió muy bien en un extenso perfil de Elon Musk: buscar ponerse en valor basados en "la promesa de expansiones futuras y de logros inminentes". Es notable que en estos últimos días el presidente prometa un futuro de potencia mundial en tres décadas cuando no pueden ponerse de acuerdo para rearmar una lista de diputados nacionales en Buenos Aires.
Otra de las extrañezas de la conducción libertaria es la creencia en su excepcionalidad y destino manifiesto, de que son los elegidos para sacar a la Argentina de una decadencia centenaria que no es tal, que todavía cuenta con el suficiente número de creyentes como para seguir adelante con su programa que a esta altura no está claro de que se trata salvo la de llegar como sea al 26 de octubre conectado con al respirador artificial de los Estados Unidos que este jueves a través del secretario del Tesoro, Scott Bessent, anunció medidas de política económica que la opinión pública estadounidense o un premio Nóbel de Economía Paul Krugman ponen en duda sobre sus fines y si no está destinado a salvar amigos que están sobre expuestos en el mercado de deuda local y quedaron sin poder salir ante lo que perciben como una crisis inminente.
Como si fuera el ministro de Hacienda argentino: la intervención en el mercado de cambios mediante la venta de dólares a través de un banco privado (habrían sido habla de 24 millones) lo que podría entenderse con un poco de sentido del humor como el inicio de la pesificación norteamericana, el sostenimiento de las cuestionadas bandas cambiarias y el cierre del acuerdo por un Swap de 20.000 millones de dólares, del que no se conoce su implementación; además de un respaldo político explícito y repetido como ya pasó varias veces en la historia argentina.
Si bien aún no son explícitas las condiciones que pondrá Trump y Bessent para apuntalar al gobierno con este segundo salvataje del año, aunque recibieron el agradecimiento de Caputo y Milei sin que sepamos que le agradecen, es muy probable que las informe el gobierno de Estados Unidos porque los funcionarios argentinos no lo hicieron, lo que llama la atención porque si es tan bueno para el país por qué no se lo explican a los argentinos que no recibieron ni una comunicación institucional.
Algo dejó trascender la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Giorgieva, que después de los elogios de compromiso al programa económico argentino pidió a la gente entender que hay reducir las jubilaciones y salarios en un 40% o 50% y confiar en las medidas de política económica, después de sugerir que "podría ser el último programa del Fondo con Argentina" porque sueña que el país pueda ser autosuficiente.
Todo esto en un contexto de caída del poder de compra de los salarios que en algunos casos supera el 20% y el deterioro de la actividad productiva a consecuencia de medidas de política económica como, el aumento de las tarifas, el costo del dinero y la apertura indiscriminada de las importaciones que, en algunos casos, tienen a sectores productivos al borde del abismo, como es el caso de la industria textil.
El presidente tuvo un mérito como candidato que perdió en el camino de la gestión y es el haber sintonizado como ninguno con el estado de ánimo de la sociedad después de la pandemia y que se fue profundizando hacia el 2023, cansada de una década de economía estancada, inflación muy alta, exasperada de una dirigencia agotada, sin ideas ni futuro, que solo tenía para mostrar un pasado luminoso que no disimulaba un presente de privaciones, enojada porque la pasaba mal mientras sus dirigentes vivían mucho mejor que ellos, desconectados de la realidad, discutiendo agendas de minorías, con grandes mayorías afuera de las prioridades. Ahora lo perdió y con ello licuo el consenso económico y político que había construido.
Las elecciones de sePtiembre de 2025 en provincia de Buenos Aires mostraron que la dirección del viento social ha cambiado una vez más. El ajuste y las reformas prometidas han dejado de ser una prioridad en la sociedad. En las encuestas empieza a aparecer la corrupción y el miedo a perder el empleo como las principales preocupaciones de la sociedad. Los salarios siguen perdiendo poder de compra y la economía está a punto de entrar en recesión. La idea de que pese a que la gestión del gobierno nacional es mala no tiene con quien perder desapareció con las elecciones de provincia de Buenos Aires. En este contexto el peronismo parece haberse reconciliado con un sector de la sociedad que lo votó por última vez en 2011, como una parte del sector productivo y otra de la clase media, que llegó al límite del ajuste. La mayoría de sus dirigentes siempre se plantó como opositores y ahora están recogiendo las ganancias, en un contexto que los favorece porque al gobierno nacional todo lo que le puede salir mal, le sale mal.