Por Hugo Modesto Uzurdiaga
Por Hugo Modesto Uzurdiaga
El presidente Javier Milei ha utilizado su "motosierra", con el fin de reducir el gasto público. Si bien era necesario, el costo que están pagando los argentinos por semejante ajuste, es prácticamente intolerable. Hay familias que tienen enormes dificultades para poder llegar a fin de mes, por la gran pérdida de su poder adquisitivo. En realidad, creo que el gobierno no posee un buen plan económico que permita el desarrollo del país. Para lograr un crecimiento productivo, se requieren reformas estructurales que hagan más fácil producir y exportar.
Es prioritario aumentar fuertemente los aranceles (impuestos aduaneros a las mercaderías importadas), de manera tal que la industria local pueda competir de igual a igual con los productos provenientes del extranjero. Cada día que pasa, surgen nuevas noticias sobre pérdidas de empleos, cierres de empresas o suspensión de personal por falta de trabajo en diversas empresas. A decir verdad, la política económica de Milei creo que ha fracasado. Nuestro mandatario solo se ha ocupado en mantener la inflación baja y estable, a costa de vender los pocos dólares que posee, con el fin de que el billete no suba.
Pero la verdad es una sola: la Argentina debe generar dólares genuinos a través de la producción nacional. De no conseguirlo, el modelo libertario va camino a un rotundo fracaso. En las próximas elecciones, las del domingo 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires y las legislativas del 26 de octubre, la gente tiene la opción a decidir si está o no está de acuerdo con las medidas que las autoridades nacionales han venido implementando en veintiún meses de gestión.
Hasta hoy, la motosierra ha sido utilizada para quitarles las pensiones a los discapacitados, bajarles los haberes a los jubilados y suspender la obra pública. Al no haber tareas de conservación y reparación, las rutas argentinas se encuentran actualmente en un estado intransitable. Este domingo los bonaerenses decidirán si quieren seguir tolerando la indiferencia y falta de empatía de nuestros gobernantes o pretenden un cambio realmente radical.




