Santa Fe volvió a vibrar con la magia del Mundialito Qatar, el torneo infantil que ya se ganó un lugar de privilegio en el calendario deportivo local.
Con más de mil niños y niñas en cancha y 84 equipos participantes, la cuarta edición del Mundialito Qatarg llenó de color, deporte y valores el predio Parque Norte. Durante tres jornadas, la ciudad vivió una verdadera fiesta del fútbol infantil, donde cada chico y chica levantó su propia Copa del Mundo.

Santa Fe volvió a vibrar con la magia del Mundialito Qatar, el torneo infantil que ya se ganó un lugar de privilegio en el calendario deportivo local.
Durante los días 14, 15 y 16 de noviembre, el predio Parque Norte fue escenario de una celebración gigante, donde la alegría, la camaradería y el entusiasmo de más de mil niños y niñas marcaron el pulso de un evento que crece año tras año.
La cuarta edición del certamen reunió a 84 equipos de distintos rincones de la ciudad y la región, convirtiéndose en un punto de encuentro para las familias, los clubes y, sobre todo, para los pequeños futbolistas que desbordaron energía en cada partido.
Desde sus orígenes, previos al Mundial Qatar 2022 —que quedará para siempre en la memoria de los argentinos—, el Mundialito Qatar nació como un homenaje a ese espíritu mundialista tan propio del fútbol, pero con un objetivo claro y noble: promover valores genuinos en los más chicos.
Compañerismo, respeto, esfuerzo, juego limpio y solidaridad fueron, una vez más, las banderas que guiaron la competencia. Lejos de presiones y resultados, el torneo buscó que cada participante viviera una experiencia única, donde compartir con otros chicos y chicas resultara tan importante como hacer un gol o ganar un partido.
El clima familiar y el acompañamiento permanente en las tribunas reforzaron ese mensaje, generando un entorno ideal para disfrutar del deporte.
Uno de los momentos más emotivos del certamen llegó con la ceremonia de premiación. Cada equipo recibió su trofeo con la réplica de la Copa del Mundo, y todos los jugadores y jugadoras fueron distinguidos con una medalla.
El brillo en sus miradas reflejaba esa sensación incomparable de sentirse campeones, más allá del resultado deportivo. Fue un gesto simbólico pero profundamente significativo, que reafirmó que la participación, el compromiso y la pasión también merecen celebrarse.
Durante las tres jornadas, el predio Parque Norte se transformó en una auténtica fiesta. Entre colores, banderas, cánticos y sonrisas, las canchas fueron escenario de historias que quedarán guardadas en la memoria de cientos de familias.
Los abrazos después de cada gol, los gestos de amistad entre rivales, el aliento constante desde afuera y el orgullo de cada entrenador hicieron del Mundialito Qatar un ejemplo de cómo el fútbol puede educar, unir y emocionar.
Con esta cuarta edición, Santa Fe confirma que el torneo infantil ya es una tradición que llegó para quedarse. Y una vez más deja en claro que el verdadero triunfo no se mide en resultados, sino en lo que deja el camino recorrido: formar jugadores, pero sobre todo, formar personas. En ese sentido, el Mundialito Qatar volvió a cumplir con creces.