La tarde del domingo, en el corazón de la ciudad de Santa Fe se tiñó de violencia. Un hombre a bordo de una motocicleta abrió fuego contra un kiosco ubicado en la esquina de La Rioja y Rivadavia, frente a la tradicional Plaza del Palomar.
Un motociclista abrió fuego contra el puesto ubicado frente a la Plaza del Palomar. Hubo impactos en el kiosco. Por fortuna no se registraron heridos.

La tarde del domingo, en el corazón de la ciudad de Santa Fe se tiñó de violencia. Un hombre a bordo de una motocicleta abrió fuego contra un kiosco ubicado en la esquina de La Rioja y Rivadavia, frente a la tradicional Plaza del Palomar.
Eran las 19.30 cuando un estruendo sacudió a vecinos y transeúntes. De acuerdo con los primeros testimonios, el atacante circulaba en una moto azul de 150cc. Sin casco, se detuvo frente al local, desenfundó un arma de fuego y descargó varios disparos contra el frente del comercio antes de darse a la fuga hacia el norte por calle Rivadavia.
El ataque no dejó personas heridas, pero sí sembró pánico en una zona siempre concurrida, a metros de la peatonal y rodeada de bares y negocios. "Podría haber pasado una desgracia mayor, acá caminan familias todo el tiempo", comentó una vecina que presenció la escena.
Al arribo del personal de la Brigada Motorizada, los efectivos confirmaron el escenario: sobre la cinta asfáltica hallaron al menos dos vainas servidas calibre 40 y se constataron impactos en la vidriera y mampostería del kiosco.
En el lugar fue entrevistada la encargada del comercio, de 25 años, quien aportó datos sobre la secuencia. Con rapidez, se dio aviso a la superioridad policial y se convocó a la división pericial para levantar rastros y documentar la escena.
La causa quedó en manos de la Comisaría 1ra, bajo la carátula de "Abuso de arma de fuego". Hasta anoche, no había detenidos y se investigaban las motivaciones detrás de un hecho que tiene todas las características de un mensaje mafioso en plena zona céntrica.
La encargada del comercio, una joven de 25 años, contó con crudeza cómo se enteró del ataque: “Yo ayer vine a trabajar como todos los domingos. Cerré temprano porque iba a salir con mi esposo y mi nena. Llegamos a casa y me llama el diariero, que había escuchado tres detonaciones en el negocio y me mandó una foto del patrullero. Ahí me avisan los policías que era necesario que viniera porque habían disparado contra el local.”
Al regresar, la comerciante confirmó lo que le habían advertido: “Uno de los tiros entró y rompió una heladera exhibidora. Los otros dieron en la reja y en la chapa de abajo. Mi esposo escuchó los disparos fuerte, porque acá no pasa colectivo ni nada, retumbó en todo el barrio.”
Respecto de los motivos, la joven fue categórica: “No entiendo el porqué. No le debo nada a nadie, no pido préstamos, no tengo problemas con nadie. Siempre trato bien a la gente porque de eso vivo. El oficial de la PDI me dijo que no lo tome personal, que tal vez era una pelea de otros y dispararon justo acá, que pensara que puede haber sido porque es una parada de colectivo.”




