Una emotiva ceremonia en memoria del submarino ARA San Juan y de sus 44 tripulantes se llevó adelante este lunes en el puerto de Santa Fe, al cumplirse ocho años del naufragio que marcó para siempre a las familias y a todo el país. El acto reunió a fuerzas militares, policiales, de seguridad y a instituciones educativas que se sumaron para mantener vivo el recuerdo.
El homenaje fue encabezado por el Capitán de Corbeta de la Reserva Naval de la Armada, Rolando Garavaglia, quien destacó la importancia de “honrarlo todos los años con un pequeño homenaje”, un compromiso que —según remarcó— asumieron por decisión propia.
El monumento
En diálgoo con CyD Litoral, Garavaglia recordó cómo comenzó esta iniciativa que se convirtió en un símbolo de la memoria local. “En el año 2019, cuando nos enteramos que había un santafesino que había fallecido en el submarino ARA San Juan y había sido alumno de la Escuela Avellaneda, propusimos hacer un monumento para honrar no solamente al santafesino, sino a los otros 43 compañeros”, explicó.
Los estudiantes de sexto año de la Escuela Avellaneda realizaron la estructura con aportes privados y colaboración municipal. “El mástil lo realizaron con alumbrado público de la municipalidad que nos donó, y después fuimos un montón de voluntades para poder concretar este monumento”, relató.
Garavaglia subrayó el sentido profundo del gesto: “Los familiares no tienen una tumba para llorarlos”, y por eso consideraron indispensable crear un espacio físico de homenaje.
Memoria familiar y el museo
Durante la ceremonia, se realizó una ofrenda floral en honor al tripulante santafesino Germán Suárez. “El papá falleció el año pasado y ahora vino la mamá, que ahí hizo la ofrenda floral”, contó Garavaglia.
Según él, la familia mantiene un vínculo constante con el monumento: “La mamá me cuenta que a cada tanto cuando lo extraña mucho viene y le deja una flor”.
Ofrendas florales colocadas en honor a los tripulantes recordados. Crédito: Flavio Raina.En 2023, la madre entregó como gesto de agradecimiento uno de los uniformes de su hijo. Garavaglia recordó ese momento con emoción: “Me pareció que era un símbolo demasiado importante para que me lo regalen a mí”. Finalmente, el uniforme fue donado al museo del puerto, donde hoy se exhibe como parte del patrimonio histórico.
“No los lloramos, los honramos”
El capitán reflexionó sobre la dimensión humana de una tragedia que marcó al país: “El impacto de un hecho no común, donde no tenés los cuerpos, no tenés un resto, a veces hasta ni siquiera hay explicación, yo creo que se potencia y por ahí nos lleva a hacer este tipo de actos”.
Garavaglia aclaró que el propósito del homenaje no es la tristeza sino el reconocimiento: “Nosotros no lo lloramos, los honramos. Quienes lo lloran y tienen el derecho y el deber de hacerlo son sus familiares”.
Detalle de la ceremonia realizada en el puerto de la ciudad. Crédito: Flavio Raina.Además de las fuerzas militares y de seguridad, participaron distintas instituciones educativas. La inclusión de estudiantes es una decisión tomada hace años: “Invitar a las escuelas busca concientizar y empezar a involucrarlos en el quehacer nacional”, explicó Garavaglia.
Para él, la memoria es una responsabilidad compartida: “No solamente quien viste el uniforme tiene el deber o el derecho de honrar a su gente, yo creo que lo tenemos que hacer todos”.