El 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción de la Virgen, es una de las fechas más queridas por los cristianos dentro del calendario litúrgico. Tiene, además, una resonancia especial en Santa Fe, donde el amor por la Madre de Jesús se expresa en la devoción masiva a Nuestra Señora de Guadalupe.
La Iglesia recuerda "la pureza y gracia de María de Nazaret, concebida libre de pecado original y presentada como modelo de fe y caridad". El Concilio de Trento fijó los primeros marcos rituales que veneran a María y tres siglos después, Pío IX proclamó el dogma que marcaría la tradición católica.
Desde entonces, la Virgen María es un símbolo que va más allá de lo meramente religioso, hasta convertirse en una iconografía fundamental del imaginario occidental.
Primera aparición de la Virgen de Guadalupe. Foto: Jerez de la Frontera (Cádiz), iglesia de San MiguelDesde las catacumbas romanas decoradas por los cristianos perseguidos hasta los frescos góticos, desde las vírgenes humanizadas del Renacimiento hasta las interpretaciones subjetivas del siglo XX, María fue un "arquetipo".
Por eso, en este 8 de diciembre, en esta sección decidimos detenernos ante cinco obras esenciales que, desde distintas épocas y lugares, evocan la figura de la Virgen.
"El nacimiento de la Virgen María"
Jacob Cornelisz van Oostsanen, miembro de una célebre familia de artistas, desarrolló una producción que incluye 27 pinturas y alrededor de 200 xilografías. Su obra evolucionó desde el gótico tardío a una pincelada más libre y alargada.
En este óleo renacentista, perteneciente a la escuela flamenca, muestra una escena cotidiana de mucho color y movimiento, con varios personajes que "conviven" en el salón de una casa que, intuimos, pertenece a una clase social acomodada.
Hay algunas mujeres que atienden a la bebé y otro grupo que hace lo propio con la mamá, exhausta tras el parto. Mientras tanto otras mujeres (no hay varones) acompañan desde diversos roles. Cuatro ángeles controlan todo desde lo alto.
Museo Nacional de Bellas ArtesÁngel M. Navarro, en un comentario a la obra que consta en la página del Museo Nacional de Bellas Artes, supone que Oostsanen "se ha inspirado en un grabado de Albrecht Dürer publicado en 1511, donde hallamos una resolución similar".
"Sin embargo -dice- ha introducido un punto de vista alto que permite detallar los diferentes grupos y mostrar los objetos que utilizan al tiempo que ha alterado sus proporciones en altura; ha variado el número de personajes conservando algunas poses y actitudes".
Esta escena cotidiana, casi profana por su grado de intimidad, aborda el misterio mariano desde una perspectiva profundamente humana, a tono con el eje renacentista.
"La Virgen María, el Niño Jesús y el Espíritu Santo"
Esta obra permite acercarse al estilo de Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina, pintor cuya trayectoria estuvo marcada por la adversidad. Una enfermedad lo dejó ciego en 1839, para luego recuperar la vista y reintegrarse al circuito artístico.
En la pintura hay una Virgen de resonancias clásicas, cuyo porte remite, según el Museo del Prado, tanto a la diosa Ceres como a las matronas romanas. El Espíritu Santo está representado a través de la paloma blanca, tal como está descrito en el Evangelio de San Mateo.
Museo del PradoA ello se suma el "característico recuerdo murillesco" de la técnica del pintor, presente en la delicadeza de los ángeles que están al fondo. Que, en esta obra, articula la tradición barroca con una mirada sobre lo que estaban haciendo sus contemporáneos, en particular los franceses.
Además de la impronta más recostada sobre lo devocional, la composición muestra a una Virgen idealizada en su belleza, pero todavía muy unida con la humanidad del Niño sostenido en sus brazos.
"La Virgen y el Niño"
Pocas imágenes marianas tuvieron tanto eco en la iconografía católica como las de Bartolomé Murillo, maestro sevillano que contó con muchos seguidores e imitadores, llegando a ser en su momento uno de los pintores más conocidos fuera de España.
Según el MET de Nueva York, "las numerosas representaciones de la Virgen con el Niño realizadas por Murillo tuvieron un éxito enorme".
MET de Nueva YorkEsto es, según la misma fuente, porque "dotó a un tema católico convencional de una intimidad renovada mediante un modelado suave y detalles naturalistas, como el desvío momentáneo de la atención del niño mientras amamanta, casi como si respondiera a la presencia del espectador".
Esta mirada, tan diferente a la majestuosidad del barroco contrarreformista, dio pie a otra forma de sensibilidad mariana desde el siglo XVII.
O sea, una Virgen más humanizada, que abraza a Jesús y a todos los creyentes. Una figura que está mucho más cerca de la idea de la "madre" que hasta hoy suele aparecer en los encuentros de catequesis en las parroquias.
"La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana"
Encargado por Luis XII de Francia, esta obra se inscribe en el período de madurez de Leonardo y descansa hoy en el Museo del Louvre. La Virgen, sentada en el regazo de Santa Ana, sostiene al Niño Jesús que sostiene a un cordero.
La pieza tiene una estructura compositiva piramidal donde están las tres generaciones (abuela, madre, niño) y se pone acento en la interacción entre las figuras. Solo con una ojeada, el espectador comprende la relación que une a los personajes.
Museo del LouvreUn artículo de Infobae señala un curiosidad. "La pieza, que data hacia 1508-1510, tiene una 'hermana' anterior, el llamado Cartón de Burlington House, que se encuentra en la National Gallery de Londres, aunque en ésta se incluye a San Juan Bautista en vez del cordero".
"La Anunciación de Cestello"
Creada entre 1489 y 1490 para la iglesia del monasterio de Cestello, esta obra del maestro florentino Sandro Botticelli es una de las más bellas representaciones del anuncio del ángel Gabriel a María.
Según la Galería Uffizi, "la obra representa el momento en que el ángel se presenta a María. Nos damos cuenta de su velo, todavía levantado. La Virgen estaba leyendo, pero se vuelve hacia el hombre".
"Los dos se miran profundamente. El ángel dona a la joven un lirio blanco: es el símbolo de la pureza. Las dos figuras se representan de forma dinámica, ambas en el curso de un movimiento", completa la misma fuente.
Galería UffiziEl paisaje del fondo intensifica lo espiritual del momento. Botticelli logra una síntesis entre delicadeza y tensión, entre la aceptación y el desconcierto ante el anuncio divino.
Ventanas
Estas cinco obras, como si fueran cinco ventanas hacia lo sagrado, permiten recorrer, comprender y sentir el camino de una devoción que lleva siglos inspirando al arte occidental.