Sábado 25.11.2023
/Última actualización 11:26
“Este libro es el resultado de un extenso proceso de trabajo sobre la literatura de Juan José Saer. Un proceso comenzado en los años ochenta, cuando realizamos un seminario sobre Saer destinado a docentes jóvenes en la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades bajo la dirección de Nicolás Rosa, y que se ha extendido prácticamente hasta la actualidad, a través de las clases que dictamos, sobre ciertos textos saereanos, en la Escuela de Literatura de Rosario Aldo F. Oliva durante los años 2020 y 2021” escribe a modo de introducción Roberto Retamoso en la advertencia del pacto que realizará con el lector de turno.
La escritura de Saer es un cuerpo extraño que nos obliga casi de forma narcotica a leerla una y otra vez en una alianza quizás inconsciente entre los amantes de la literatura y el autor nacido en Serodino a fines de la Década Infame. Una alianza que hace que su lectura se transforme “menos a una constancia que a una pasión, cuyas razones son difíciles de dilucidar, por su complejidad en primer lugar, pero también porque se alojan en estratos bastante alejados”. Las pasiones suelen ser enigmáticas, y Saer no escapa a tamaña condición.
La certeza es que la literatura de Juan José Saer ha ejercido, a lo largo de tantos años, un verdadero magnetismo para Retamoso que lo lleva a volver a leerla de forma recurrente y, además, a escribir sobre ella, tomando distancia respecto de los modos de lectura característicos del discurso académico: “Nos parece conveniente detenernos en este asunto para delimitar territorios y permitir la comprensión de nuestra posición al respecto” escribe y aclara “leer es respirar el texto leído, aspirando aquello que emana. Ese intercambio etéreo en las antípodas de la sujeción reductora de los meta-discursos es lo que posibilita su lectura, entendiéndola antes que como manifestación de un discurso asertivo, como las formas incisivas e indagatorias de un discurso siempre interrogante”.
La lectura siempre inacabada, le pregunta al texto para saber de él, y conocerlo a sabiendas de que nunca se hará plenamente, conociendo simplemente lo que su perspectiva como lector le permita.
Leer a Saer es saber que nunca habrá un saber pleno, un conocimiento absoluto, acerca del texto leído. En esto último el genio es similar al común de los mortales.
GentilezaLa razón por la que la lectura en su acto inacabado recomienza una y otra vez, a través de distintos lectores, “porque nadie lee dos veces en un mismo texto. El texto y la lectura son profundamente heracliteanos —es decir, mutantes— de la misma manera que, en el discurso académico, pervive la inmutabilidad del Ser de Parménides”, escribe Retamoso.
“La literatura de Juan José Saer tiene una particularidad, entre tantas: es una textualidad, una escritura, que ensaya” es uno de los ejes del ensayo que plantea Roberto Retamoso.
En su fundamentación dice: “Si decimos que ensaya es porque advertimos, desde un primer momento, que no se contenta con re-producir formas dadas. Muchas literaturas se contentan con eso, puesto que se trata de una manera segura, y por lo mismo confortable, de componer una obra”.
En el ejercicio narrativo disruptivo del escritor santafesino leemos que “en vez de aceptar, enfrenta; que, en vez de reproducir, pone a prueba; que en vez de respetar, tensa y lleva hasta el límite las posibilidades de las formas heredadas", sin pretender crear ex nihilo, “escribir, en el caso de Saer, supone siempre partir de tradiciones, convenciones, incluso modelos, inevitablemente heredados. El universo infinito de los textos que la Literatura atesora es, para la escritura saereana, un evidente tesoro”.
Roberto Retamoso aclara: “Creemos que allí radica el sentido del ensayo que realiza Saer en su literatura, o con su literatura, sin que esto se confunda con lo que sería su adscripción al género ensayístico. Claro está que el origen común de esos significados diversos que expresa el vocablo posibilita incurrir en esa confusión”.
El lector sabrá construir su propia lectura de un universo literario que logró dejar su impronta bisagra, el universo saereano y Roberto Retamoso nos ayuda a naufragar en él.
Roberto Retamoso nació en Rosario en 1947. Es doctor en letras, profesor universitario, crítico e investigador. Es pionero en su ciudad natal a la hora de utilizar los saberes de la academia para abordar un estudio profundo de la literatura local. Entre sus vastos estudios se destacan: La dimensión de lo poético (1995), La sujeción imposible y otros escritos (1996), Figuras cercanas (2000) y Oliverio Girondo: el devenir de su poesía (2005).Como poeta, publicó Preguntar del hijo (2007) y La primavera camporistas y otros poemas (2008), El diecisiete (2017). También se destacan sus novelas Las aguas cárdenas (2015) y Prosopopeyas (2018). En 2017 junto a Roberto García, fundó la Escuela de Literatura de Rosario Adolfo F. Oliva.