Raúl Lavié llega con "Raíces", un viaje por la música popular
El histórico cantante celebrará más de siete décadas de carrera con su público, con su repertorio clásico de tango y canciones de su álbum folclórico “Argentina porque te quiero tanto”. En diálogo con El Litoral, repasó la senda de éxito que lo llevó desde sus comienzos en Rosario hasta este presente activo.
Raúl Lavié llega con "Raíces", un viaje por la música popular
El próximo sábado 5 de julio, el emblemático cantante Raúl Lavié desembarcará en Santa Fe con su espectáculo “Raíces”, una propuesta que invita a celebrar la música y la cultura popular argentina a través de un emocionante recorrido histórico por el tango y el folclore. La cita será a las 21 en el Teatro Luz y Fuerza (Junín 2957); las entradas ya están disponibles a través de Ticketway.
“Raíces” es mucho más que un concierto: se trata de un relato musical que hilvana los orígenes de nuestra música popular a lo largo del tiempo. Desde los primeros tangos que resonaron en los suburbios porteños, pasando por diferentes épocas, hasta llegar a las nuevas expresiones que mantienen viva la llama del género, el espectáculo busca rescatar la memoria colectiva de la cultura musical y poética argentina, y conectar al público con el latido profundo de su identidad.
En escena, Lavié estará acompañado por el maestro Matías Feigin, pianista del Teatro Colón, quien aportará toda su jerarquía y sensibilidad musical. El repertorio incluirá obras de figuras fundamentales como Astor Piazzolla, Aníbal Troilo, Eladia Blázquez, Homero Manzi, Homero Expósito y muchos otros grandes creadores.
De esta propuesta, y del camino que lo trajo hasta este presente, habló el cantante con El Litoral.
De cada lugar
-“Raíces” es un título muy fuerte, muy simbólico. ¿Qué representan esas raíces que invoca el espectáculo? ¿Son personales, culturales, musicales, o todas juntas?
-Es un poco la relación que tiene la música popular argentina con las diferentes regiones del país, y también con el tango. La música popular ha generado prototipos distintos en diversas regiones de las provincias de la Argentina. Y por supuesto también con el tango, a través de las manifestaciones musicales, populares que hemos tenido a través de tantos años. Eso es un poquito la idea de este espectáculo.
-¿Cómo fue el proceso de elegir el repertorio?
-Grabé hace poco con un disco que se llama “Argentina porque te quiero tanto”, donde canto 20 temas folclóricos de cada región del país; eso me llamó también a hacer un espectáculo de este tipo. En cada región que yo presento mi espectáculo, canto algo de la zona.
Y también hago mi repertorio de tango: a pesar de que canto de todos los géneros, soy cantante fundamentalmente de tango; porque comencé con eso, y amé lo que hago, y hoy me tiene en un espacio muy importante de la consideración del público y de la historia.
Hoy estoy cumpliendo la séptima generación de argentinos a los que les he llegado a través de la radio, del disco, de la televisión, del cine, del teatro, etc. Entonces es un deber para conmigo (que me he impuesto) de relacionarme personalmente con la gente de todo el país.
Pasión duradera
-Después de tantos años de trabajo no sólo sigue en actividad, sino que estrena espectáculos nuevos. ¿Cuál es el motor, el impulso que lo lleva a seguir subiendo a un escenario?
-El amor que siento por mi trabajo, por mi profesión. El hecho de estar este bien físicamente, vocalmente, mentalmente. Eso me da muchas satisfacciones personales y me ayuda, además, a seguir adelante, porque me siento útil, rejuvenecido; siento que debo seguir aportando, porque no podría de otra forma seguir viviendo. Porque necesito ese impulso que me da el hecho de poder subir a un escenario a cantar.
-Alguna vez dijo que no se consideraba un tanguero, sino un “tanguista”, como admirador del género. ¿Qué significa eso y cómo es esa relación con el tango para alguien que ha hecho un montón de otras cosas, desde comedia musical a muchos otros géneros?
-Eso es parte de mi integridad con mi música, y de mis comienzos. Cuando tenía 14 años escuché, de la boca de alguien que admiraba a Carlos Gardel, las primeras canciones de Gardel. Y así me fui relacionando poco a poco: a los 15 años ya comencé a cantar el Rosario, a los 18 años debuté en Buenos Aires con mi espectáculo, con mi programa propio en Radio El Mundo; y después vinieron las otras cosas, el paso por todos los otros lugares relacionados entre sí.
Eso me llevó a incursionar con distintas figuras del tango a través de los años: a conocerlos, a vivir con ellos. Hasta llegar a Astor Piazzolla, con el cual me hice muy amigo y colaboré muchísimo con su música y con su grupo, haciendo viajes al exterior del país, como, por ejemplo Japón, París por América. Todo ese tipo de cosas que pude a través de los años gracias a estar unido con estos grandes músicos.
Sigo el camino que Dios me traza cada día de mi vida. Ahora me llevó a armar este espectáculo para recorrer nuevamente el país; y estoy armando mi próxima llegada a Europa, después de un año o dos que no la visito. Eso para mí es también es seguir viviendo.
El Gato
-Sabemos lo que Astor ha sido para la música argentina. ¿Qué significó a nivel personal haber transitado algunos años de carrera junto a él?
-Con Astor tengo una relación muy especial: nos hicimos muy amigos, lo conocí en el 65. Me enteré mucho de lo que fue su vida, me hice muy amigo de la familia; he cantado con las tres generaciones Piazzolla: con Astor, Daniel, el hijo, y Pipi Piazzolla, su nieto. Y espero que el hijo de Pipi también pueda intervenir en algunas de mis presentaciones, ahí ya sería cartón lleno: con cuatro generaciones de Piazzolla puedo tener esta relación musical.
Además con la historia que él tiene con Gardel, por ejemplo, que es realmente maravillosa. Gardel conoció a Astor cuando este tenía 13 años; trabajó con él en una presentación que hizo en Nueva York, estando la familia de Astor viviendo allá. Gardel lo invitó a participar de su último viaje, que lo llevó a ese accidente en Medellín; por suerte los padres de Astor no aceptaron esta invitación: si no, no hubiéramos tenido a Astor Piazzolla hoy.
Eso me siempre va también a decir qué misterio existe en esto: que el inventor del tango canción, que se llamó Carlos Gardel, con el inventor de la nueva música de Buenos Aires, que es Astor Piazzolla, estén unidos por el destino de esta manera. Hemos conversado mucho con Astor al respecto, y realmente es maravilloso que uno pueda continuar esto a través del tiempo. Y lo importante que es el haberme relacionado de esta forma con la historia del tango.
Identidad
-Ha dicho que “el artista no debe olvidar que está en ese lugar por la gente”. ¿Cómo vive esa retroalimentación con este público que, como dice, son tantas generaciones que han que han recibido su música?
-Para mí es fundamental. Porque a través del tiempo he logrado estar presente: ya van a ser siete generaciones de argentinos que me escuchan a través de la radio, me ven en la televisión, o en el teatro o el cine. Hoy es cada vez más estrecha esa relación, porque toda esa gente que ha vivido a través del tiempo, que hemos reunido mis actuaciones con sus hogares a través (vuelvo a repetir) de la radio o de la televisión, hoy me siguen dando ese cariño, ese afecto; esa cosa tan fuerte que significa la relación del público con un artista. Para mí eso es una bendición de Dios.
Estuve haciendo este fin de semana unas actuaciones por Jujuy; y hay que ver lo que me han significado personalmente las manifestaciones de amor: no solamente entre la gente que está acostumbrada a escucharme, sino también entre los jóvenes. Fue realmente maravilloso, lleno de amor todo lo que he vivido Y eso también tiene una razón para que yo siga adelante con lo que Dios me ha concedido.
-Su fraseo, su forma de cantar fue, ha sido muy celebrada, en algún momento ha sido discutida por algunos. Usted dice esto de que la idea que se entienda todo, para respetar la poesía de la canción. ¿Cómo fue encontrar ese “sonido Lavié”, esa forma tan inconfundible de frasear y de cantar?
-Eso también es la visión de un artista, y ser discutido también es importante: evidentemente estoy haciendo cosas que se diferencian de otros intérpretes. Y eso merece la discusión. Que no es tal, sino que es una manifestación artística: alguna vez se los discutió a los grandes pintores; alguna vez también se discutió la idea que tuvo Astor Piazzolla, como se discutió también a (Juan Carlos) Cobián o a (Enrique) Cadícamo; se discutió a los hermanos Julio y Francisco de Caro a través del tiempo, como también alguna vez se discutió a Carlos Gardel.
Creo que esa es la misión que tenemos los artistas: de llevar aires nuevos para la música, que tiene libertad; y nosotros debemos asumir esa libertad que tiene la cultura para manifestarnos como nosotros realmente los artistas sentimos; que debemos amar esa libertad.
Como me dijo un productor cuando yo estaba grabando la música folclórica. “¿Sabe lo que pasa? Por supuesto que es discutida toda manifestación popular. ¿Sabe por qué? Tanto usted como Mercedes Sosa se adueñan de la música, y lo hacen a su estilo”. Y creo que eso es la verdad de esta relación: la música es arte popular, y como tal nosotros somos difusores. Pero tenemos también nuestro punto de vista musical y cultural.
El fraseo no se puede aprender; el fraseo musical nace con uno; que aunque sea el llamado cantante, es músico, no se olvide. Está uno relacionado con la música, la música te puede llegar de alguna forma a vos para poder anexar tu forma de sentirla. Y eso es lo que hacemos diferentes cantantes, que aportan sus fraseos personales. El mío es distinto a los de otros cantantes, por ese tipo de realidad que nos da la naturaleza, y los oídos musicales que cada uno tiene.
Y por eso mismo, sí, fue discutido; pero fue muy linda esa discusión; porque uno no debe rendirse ante las críticas y hacer lo que ese crítico pretende, según su opinión o su punto de vista; que uno adopte la posición que cada uno tiene con respecto a la música.
Eso es maravilloso porque uno sigue tratando de decir: “Yo voy a hacer esto porque es lo que siento, y con esto voy a seguir adelante”. Y fíjese que ya tengo 73 años de carrera, pronto a cumplir 74 (ya que cumplo 88 años el 22 de agosto, dentro de poco); y me ha llevado a mantener esa relación con la gente, con el público. Quiere decir que no estuve muy equivocado en mi forma de hacer mi música.
Actualidad
-Hablaba de la música popular, que es un formador de identidades. En todo este tiempo, ¿ha cambiado en alguna forma la relación de la música popular con la gente?
-Para nada. La música popular es la manifestación cultural de las épocas inclusive; no es solamente de una época, sino de las épocas. Porque las épocas tienen la virtud de cambiar; porque la gente se renueva, e incluye dentro de esa renovación gustos, personalidad de cada uno, de las cosas que se escuchan. Inclusive hasta idiomáticamente hablando se cambia en general, en distintas épocas.
La música popular de los años 20 no tiene nada que ver con la música popular de los 40, de los 60, de los 80, y de la música que hoy se hace. Se va agregando gente que va trayendo a través de los cambios que se producen históricamente en toda manifestación, no solamente culturalmente, sino tecnológicamente. Todo esto hace que se vaya renovando la posibilidad de que los nuevos autores utilicen todo ese material que tenemos en la mano.
Eso es lo importante para que la música vaya cambiando generacionalmente. La lucha de los 60 para cambiar la música generacional que, con los jóvenes, que escucharon a los Beatles, a Elvis Presley, a Chubby Checker, también lo llevó Astor a decir: “El tango necesita una renovación, de acuerdo a lo que se está manifestando en el mundo entero”.
Y eso es lo que no debemos olvidar los músicos populares: adaptarnos a los cambios de época. Y nosotros, que tenemos la virtud de seguir con esta locura de la música, que nos cuesta mucho seguir adelante. Sobre todo a alguien como yo, que con 87 años sigo amando mi música y tratando de hacerla lo mejor posible; y si puedo agregarle cosas se la voy a agregar, para que se mantenga viva. Porque eso es lo que realmente necesita la música: mantenerla viva a través de los cambios generacionales.
El camino
-Ha mencionado al destino como un elemento decisivo: por ejemplo, en esta decisión de los padres de Astor de no dejarlo viajar. ¿Siente a nivel personal que hubo momentos clave donde el destino un poco empujó para como diciendo: “Raúl, es por acá”?
-El destino para mí fue fundamental. ¿Por qué? Porque yo a los 14 años no tenía idea de lo que era la música: en la primaria, en el colegio, me negué siempre (en la hora que teníamos de estudiar música) a asistir. Porque la música en ese momento, 14 o 13 años, no tenía para mí significado.
Y sin embargo, el destino quiso que cambiara para toda mi vida esta decisión que tenía de chico. Con la llegada de un muchacho que quería triunfar con el canto, mayor que yo; y que por esas cosas se relacionó conmigo como vecino. Él me empezó a hacer escuchar música: me empezó a hacer escuchar a Gardel con su propia voz, me cantaba temas de Gardel.
Y yo, que no tenía idea de quién era, ni cosas por el estilo, no tenía más remedio que escucharlo. Eso me ayudó cuando él me pidió que lo acompañara a dar una prueba de suficiencia, a un conservatorio musical que teníamos cerca de nuestras casas. Le dije que sí, que lo acompañaba.
Él llegó acompañado por mí a dar una prueba de sus cuerdas vocales; y una vez que lo escuchó (había varios jóvenes más en esa reunión) me pregunta a mí qué iba a cantar porque pensó que yo era un participante más. Le dije que no, que era un acompañante de quien había dado su prueba; y que no me interesaba la música. Él me miró, me dijo, "Sin embargo, tenés una voz muy linda, y tendrías que estudiar canto". Le dije que no me interesaba y él me pidió mi dirección.
Se la di, y a los pocos días estuvo por mi casa; y obligó prácticamente a mi familia (que no teníamos recursos monetarios como para asumir el estudio de canto. Me dijo: “A mí no me interesa el dinero que ustedes puedan aportarme; quiero que este chico venga a estudiar canto”. Y me obligaron a asistir al conservatorio.
Eso fue el comienzo de todo, porque comencé con mis 14 años a estudiar canto en ese conservatorio, me fui adaptando a todo a esa parte que no conocía. Pasé a ser el cantante de la orquesta del conservatorio, y a los 15 años ya debutaba como profesional en la música, ya que me contrató una orquesta cercana a Rosario y me pagaba.
Luego ya participé con una orquesta muy importante de la ciudad de Rosario, donde debuté en LT8 Radio Rosario cantando; y el director artístico de la emisora consideró que no le gustaba yo como cantante, como intérprete. Y le pidió al director que me desafectara de esa orquesta. Así me lo manifestó el director: “Perdoname, pibe, pero no te puedo tener en la orquesta”. No me preocupé, porque para mí era como un juego: con 15, 16 años era realmente lindo todo lo que me pasaba, pero decía: “Bueno, está bien: ahora voy a tener que buscar otra cosa para seguir ayudando a mi familia”.
Decidí viajar a Buenos Aires, porque mi novia rosarina se había ido a vivir a con la familia. Ella quería que fuera, y no podía yo hacerlo porque estaba relacionado con la orquesta en la radio. Cuando me sentí libre, le dije: “Ahora te puedo visitar”. Y me fui por una semana para volver a Rosario nuevamente.
Me vine a Buenos Aires, y aquí me escucharon, gracias a una relación con un cantante profesional, rosarino también, que vivía en Buenos Aires. Me tomaron una prueba en Radio El Mundo, y cuando terminé esa prueba tenía un contrato para un programa mío, propio de media hora de duración; acompañado por la orquesta estable de la emisora, con la dirección de Víctor Muccino, y la presentación de Antonio Carrizo. Dígame si eso no es algo relacionado con el destino.
Y así como eso, muchas otras cosas me siguieron pasando. Entonces, digo yo, ¿qué misterio existe? Si es un llamado de Dios o destino, que yo siga haciendo lo que hago gracias a lo que me sigue sucediendo.
-Si a aquel Raúl de 14, 15 años le hubieran contado lo que iba a hacer el Raúl de 87, ¿qué hubiera pensado?
-¿Quién sabe dónde estaría, que hubiera hecho? No lo sé. Lo único que sé es que estoy tan agradecido a esta profesión que me hizo ser un ser humano útil. Me produjo un crecimiento intelectual que yo no tenía, porque dejé de estudiar a los 12 años; luego tuve que seguir trabajando, y no me permitió seguir estudiando. Aunque siempre me preocupé por seguir con el conocimiento, a través de enciclopedias que estudiaba en la escuela donde había ido en primaria. Seguí utilizando la biblioteca para relacionarme con el estudio, a través de las enciclopedias que la biblioteca del colegio tenía.
Y eso me llevó también a conocer el mundo, y conocer personalidades de todas partes. Me permitió conocer casi el 80 % del mundo gracias a mi profesión, y cantar en los mejores teatros; incluso estar presente en Broadway, la capital del espectáculo mundial. Y después el teatro, que fue fundamental; el cine, que también me dio un empuje muy grande. Todo eso gracias a mi profesión.