Cada último viernes de noviembre se conmemora el Día Mundial sin Compras —también conocido como Buy Nothing Day (BND)— una jornada que invita a reflexionar sobre los hábitos de consumo en un mundo saturado de ofertas, descuentos y compras compulsivas.
La idea nació en septiembre de 1992 de la mano de un artista canadiense -Ted Dave-, y fue promovida por la revista activista Adbusters.
La fecha nació como una alternativa a la fiebre consumista que se desata cada Black Friday.Originalmente se estableció como un llamamiento a no comprar nada durante 24 horas, como contraste al consumo extremo de la temporada navideña.
Con los años, el Día Mundial sin Compras fue posicionándose como una alternativa crítica frente al Black Friday, la jornada de descuentos masivos que millones aprovechan para comprar. En muchos países, la idea es contraponer la “fiebre del gasto” con una pausa reflexiva, un día de desintoxicación consumista.
¿Qué se conmemora?
• Una protesta simbólica contra el consumismo. El gesto —no comprar nada durante 24 horas— busca mostrar el poder real del consumidor: al abstenerse, se evidencia cuán dependientes somos del mercado.
• La conciencia ecológica y social. Detrás de cada objeto que compramos hay procesos industriales, transporte, extracción de recursos y efectos sobre el medio ambiente. Este día invita a cuestionar ese modelo.
• Una alternativa a la lógica del consumo masivo. Es un llamado a repensar lo que realmente necesitamos, a evitar compras impulsivas incentivadas por descuentos, y a valorar el consumo responsable.
El choque histórico con Black Friday
El Black Friday —tradición originada en Estados Unidos como día de rebajas tras el feriado de Acción de Gracias— se transformó con el tiempo en un fenómeno global: en noviembre millones de personas compran de forma frenética, muchas veces más allá de sus necesidades reales. El Día Mundial sin Compras nació precisamente como contracara de esa tradición.
Comprar o no comprar, esa es la cuestión…Mientras el Black Friday celebra el consumo, el BND lo cuestiona. Las organizaciones ecologistas y sociales que lo promueven definen esta jornada como una herramienta para visibilizar “la presión del sistema capitalista” y proponer un “consumo transformador, consciente y sostenible”.
Un día para reflexionar, también en sur del continente
Aunque el BND tiene su origen en países del norte, el mensaje resuena también en América Latina. En contextos como el argentino, donde los precios, inflación y desequilibrios sociales están a la orden del día, la invitación a reflexionar sobre consumo, necesidad real y sostenibilidad adquiere una dimensión especial.
Además, tomar distancia del modelo de consumo voraz impulsa debates ecológicos: sobre el impacto ambiental de compras masivas, el desperdicio, la obsolescencia programada y la huella ecológica de los productos importados.
Para muchos en la región, sumarse a un día sin comprar no es solo un acto simbólico: puede ser una forma de repensar hábitos, de elegir consumo local, responsable, reparable y sustentable.