La 55ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se desarrolla en Antigua y Barbuda, se vio sacudida por un contundente discurso de Estados Unidos. Christopher Landau, subsecretario de Estado estadounidense, calificó a la OEA como una institución incapaz de resolver las crisis en Venezuela y Haití, y puso en duda su propia permanencia en el organismo.
En representación del secretario de Estado Marco Rubio, Landau expresó que “no tiene claro cómo terminará esta revisión” sobre la participación de EE.UU. en la OEA, ordenada por el presidente Donald Trump. La advertencia elevó la tensión en un foro que ya enfrenta divisiones profundas.
El funcionario norteamericano criticó con dureza la inacción del organismo ante el “fraude electoral descarado” de las elecciones presidenciales venezolanas de julio del año pasado, donde Nicolás Maduro fue reelegido a pesar de denuncias de irregularidades por la oposición.
“Si no podemos responder ante un régimen que ignora normas internacionales y amenaza la integridad territorial de un vecino, debemos cuestionar qué sentido tiene esta organización”, señaló Landau, aludiendo también a la crisis de Haití, donde la violencia y la corrupción paralizan al gobierno de transición.
Christopher Landau, subsecretario de Estado de EE.UU., durante su intervención en la Asamblea General.EE.UU. presiona por cambios y cuestiona la financiación de la OEA
El subsecretario apuntó que Estados Unidos es el principal contribuyente económico de la OEA, aportando casi la mitad de su presupuesto. Sin embargo, denunció que el gobierno de Trump aún no pagó la cuota correspondiente a 2025 y expresó su preocupación por la carga financiera que recae sobre EE.UU. para sostener misiones como la de Haití.
En este contexto, Estados Unidos impulsa en la Asamblea una resolución para respaldar la misión de seguridad en Haití bajo liderazgo keniano y aval de la ONU. Sin embargo, Landau advirtió que “Estados Unidos no puede seguir soportando en solitario esta pesada carga financiera”.
Por otro lado, el representante estadounidense pidió apoyo para la candidata a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Rosa María Payá, conocida activista cubana opositora al régimen de La Habana y hija del disidente Oswaldo Payá.
Rosa María Payá, activista cubana y candidata de EE.UU. para la Comisión Interamericana de Derechos HumanosLa historia y desafíos actuales de la OEA
La Organización de los Estados Americanos (OEA) fue fundada en 1948 con el objetivo de promover la paz, la democracia, los derechos humanos y la cooperación entre los países del continente americano. Sin embargo, en las últimas décadas su papel se ha visto cuestionado por diversas crisis regionales, como las situaciones políticas y humanitarias en Venezuela y Haití.
Desde 2015, Venezuela atraviesa una profunda crisis política que se profundizó con la elección presidencial de 2018, considerada ilegítima por gran parte de la comunidad internacional. La OEA intentó intervenir declarando que Nicolás Maduro había usurpado la presidencia, y apoyó a la oposición liderada por Juan Guaidó.
En Haití, la crisis es multidimensional: inseguridad, violencia de pandillas, crisis económica y política, y problemas humanitarios afectan al país caribeño. La situación empeoró tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, y la OEA ha tratado de facilitar procesos electorales y estabilidad, aunque con resultados limitados.
El peso de Estados Unidos dentro de la OEA es histórico y económico. Es el mayor aportante y su influencia ha moldeado en gran medida la agenda del organismo. La amenaza de retirarse, en este momento crítico, representa un desafío que podría debilitar aún más a la organización.
La administración Trump mostró desde el inicio una postura crítica hacia organismos multilaterales. En la ONU, redujo aportes y cuestionó varias agencias. En la OEA, la situación escaló con las palabras de Landau, que no solo criticaron la gestión sino que demandaron cambios y un compromiso mayor de los demás miembros para asumir responsabilidades financieras y políticas.
Además, Estados Unidos impulsa a Rosa María Payá, figura clave en la oposición cubana, para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un organismo fundamental para la defensa de los derechos fundamentales en la región. Su candidatura refleja la línea política estadounidense de presión sobre gobiernos considerados autoritarios.
Por su parte, la OEA ha elegido al surinamés Albert Ramdin como secretario general, un diplomático con perfil conciliador que apuesta por el diálogo para resolver la crisis venezolana, en contraposición con posiciones más duras de algunos Estados. Esta diversidad de enfoques refleja las complejidades internas de la organización y los límites de su poder en un continente fragmentado.
En este escenario, la amenaza de retirada estadounidense obliga a reflexionar sobre el futuro de la OEA. ¿Podrá adaptarse y recuperar su relevancia, o se profundizará su crisis institucional y política? La respuesta tendrá impacto directo en la estabilidad y cooperación regional.