China levanta la voz frente a Taiwán y Estados Unidos
El acuerdo de armas entre Washington y Taipei refuerza la defensa taiwanesa y a la vez desafía a China, elevando el riesgo de confrontación en una región ya tensa por disputas históricas.
China levanta la voz frente a Taiwán y Estados Unidos
Analizar la reciente escalada en las relaciones chino-estadounidenses por Taiwán, representa uno de los puntos más volátiles de la geopolítica actual. El 18 de diciembre de 2025, Estados Unidos anunció el mayor paquete de venta de armas a Taiwán en su historia, valorado en 11.1 mil millones de dólares, lo que ha provocado una respuesta furiosa de Beijing.
Este movimiento no solo refuerza la capacidad defensiva de la isla, sino que envía una señal estratégica clara a China, intensificando un conflicto que podría derivar en una confrontación mayor. Para profundizar sobre el tema es imperioso examinar el contexto histórico, los detalles del paquete armamentístico, la reacción china y las implicaciones para la estabilidad regional.
El historial
El conflicto por Taiwán tiene raíces profundas en la Guerra Civil China de 1949, cuando las fuerzas nacionalistas se retiraron a la isla tras la victoria comunista en el continente. Desde entonces,la República Popular China considera a Taiwán como una "provincia rebelde", prometiendo su "reunificación" por cualquier medio, incluyendo la fuerza si es necesario.
Homenaje a Mao Zedong en Beijing el pasado 20 de noviembre. Crédito: REUTERS/Maxim Shemetov
Estados Unidos, por su parte, mantiene una política de "ambigüedad estratégica" bajo la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, que obliga a Washington a proporcionar medios defensivos a la isla sin reconocer formalmente su independencia.
Esta dinámica ha generado ciclos de tensión, exacerbados por el ascenso económico y militar de China bajo Xi Jinping, quien ha hecho de la reunificación un pilar de su "sueño chino".
Acuerdo EE.UU. - Taiwán
El paquete de armas anunciado por Washington -que aún requiere la aprobación del Congreso- incluye sistemas de cohetes HIMARS fabricados por Lockheed Martin, similares a los utilizados por Ucrania contra Rusia. Estos sistemas, con capacidad para lanzar misiles de precisión a larga distancia, fortalecen la doctrina de defensa asimétrica de Taiwán, diseñada para disuadir una invasión anfibia china.
Según fuentes oficiales, el paquete también abarca municiones, radares y equipo de apoyo logístico, elevando el total a más de 11 mil millones de dólares, superando ventas previas como la de 2022 por 8 mil millones. Taiwán ha expresado "gratitud sincera" hacia Washington, afirmando que el acuerdo "mejora nuestra capacidad para defender la democracia y la libertad".
La respuesta de China ha sido inmediata y belicosa. El Ministerio de Defensa chino presentó "severas protestas" ante Estados Unidos, exigiendo la cancelación inmediata de la venta y el cumplimiento de los compromisos de no apoyar fuerzas independentistas en Taiwán.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Crédito: REUTERS/Jessica Koscielniak
Un portavoz militar advirtió que el Ejército Popular de Liberación intensificará sus entrenamientos y tomará medidas contundentes para salvaguardar la soberanía nacional. En un tono aún más agresivo, se afirmó que Estados Unidos, al respaldar la independencia taiwanesa, está "destinado a quemarse" y que cualquier intento de usar Taiwán para contener a China "está condenado al fracaso".
La Oficina de Asuntos de Taiwán en Beijing condenó el acuerdo como una "flagrante interferencia en los asuntos internos de China", mientras que el Ministerio de Relaciones Exteriores reiteró que las ventas de armas no detendrán la reunificación. Esta escalada se produce en un momento de máxima presión china sobre Taiwán.
La situación de la isla
Desde la elección del presidente Lai Ching-te en 2024, a quien Beijing califica de "separatista", las incursiones aéreas y navales chinas en la zona de identificación de defensa aérea taiwanesa han aumentado drásticamente.
En 2025, se reportaron más de 2,000 violaciones, un récord que refleja la estrategia de "zona gris" de China: acciones coercitivas por debajo del umbral de la guerra para erosionar la moral taiwanesa. Beijing ha rechazado el diálogo con Lai, insistiendo en que Taiwán acepte el principio de "una sola China".
El presidente de Taiwán, Lai Ching-te. Crédito: REUTERS/Ann Wang
Además, ejercicios militares chinos simulan bloqueos e invasiones, con advertencias de que Taiwán se convierte en un polvorín que podría desencadenar una guerra. Desde la perspectiva estadounidense, esta venta no es solo un gesto comercial, sino un mensaje disuasorio.
Con la creciente asertividad del gigante asiático en el Mar del Sur de China y el Indo-Pacífico, Washington ve a Taiwán como un baluarte contra la expansión hegemónica de Beijing.
La industria de semiconductores de Taiwán, que produce el 90% de los chips avanzados del mundo, añade un elemento económico crítico: una invasión china podría paralizar la economía global, afectando a aliados como Japón y Corea del Sur.
Xi Jinping, presidente de China. Crédito: ADEK BERRY/Pool
Las administraciones de Joe Biden y Donald Trump han intensificado el apoyo, incluyendo visitas de alto nivel y pactos como AUKUS, que fortalecen la contención regional. Las implicaciones son alarmantes. Expertos estiman que una guerra por Taiwán podría costar billones de dólares y miles de vidas, involucrando a potencias nucleares.
China ha prometido intensificar sus simulacros de invasión en respuesta, lo que podría llevar a incidentes accidentales. Para Taiwán, el paquete representa un respiro, pero no resuelve su vulnerabilidad: la isla depende en gran medida de importaciones energéticas y carece de profundidad estratégica.
A nivel global, aliados europeos como la UE han expresado preocupación, pero su involucramiento es limitado, dejando el peso en hombros estadounidenses.
En conclusión, esta tensión subraya la fragilidad del orden internacional. Mientras China acelera su modernización militar –con un presupuesto de defensa de alrededor de 314 mil millones de dólares anuales, según el SIPRI–, Estados Unidos debe equilibrar el apoyo a Taiwán evitando una escalada incontrolable.
Taiwán no es solo una isla; es el epicentro de una rivalidad que define el siglo XXI. La comunidad internacional no puede seguir mirando al costado. Si no se impone urgente una desescalada real, las “medidas contundentes” prometidas por China podrían hacer estallar no solo el Estrecho, sino el planeta entero.
El autor es analista internacional y docente de Ciencia Política.