León XIV tuvo este domingo su misa inaugural en el Vaticano, iniciando formalmente su pontificado y formalizando la transición tras la muerte del papa Francisco.
Estadounidense, radicado en Perú y como sucesor con aval de Francisco, Robert Prevost se convierte en Sumo Pontífice en un álgido contexto global.

León XIV tuvo este domingo su misa inaugural en el Vaticano, iniciando formalmente su pontificado y formalizando la transición tras la muerte del papa Francisco.
El post cónclave, los primeros días tras ser elegido y sus palabras iniciales como sucesor de Pedro ya brindaron ciertos indicios de la orientación que Robert Prevost puede tener en relación con el resto de mandatarios internacionales.
Su rol dentro de la iglesia, principalmente luego de un papado de profundos cambios como fue el del argentino Jorge Bergoglio, es una de las mayores responsabilidades por peso propio de la tarea, pero su condición de jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano también posicionan dentro de la nómina de expectativas a la posible injerencia en conflictos globales al día de la fecha.
Juan Pablo Jullier, del del Observatorio de Política Internacional de la UCSF brindó precisiones sobre estos aspectos durante el especial de CyD Litoral por el cónclave: Vaticano es un estado más en el sistema internacional y como tal tiene poder. Si bien es un poder blando, no estamos hablando de un poder militar, si es un poder desde el punto de vista de la moral, de la ética, un mensaje muy fuerte, unificador”.
Se trata del primer estadounidense de la historia y el segundo americano tras Francisco, lo cual lo convierte, a pesar de su condición de anglosajón, en un periférico dentro de la Santa Sede. Puntualmente por su extendida estadía en Perú.
Sobre su capacidad de acceso a diversos frentes de expansión religiosa, como lo es el asiático, se refirió Joaquín Bernardis del Observatorio de Política Internacional de la UCSF en CyD Litoral: “Termina siendo un candidato con mucho potencial. Tapado porque no estaba entre las principales figuras, pero participaba y dirigía el Dicasterio para los Obispos desde hace unos meses en un rol clave”.
“Básicamente estaba encargado de la relación con todos los obispos. Muchos de ellos son cardenales y están dispersos por todo el mundo. Eso le permitió tener mucha mayor llegada y posicionamiento, obviamente también yendo del lado político de la política internacional”, agregó Bernardis.
En relación a cuáles pueden ser sus principales ejes de papado en este plano, el especialista remarcó el “rol de los migrantes” y “la paz en un mundo muy difícil”.
En su primera homilía, León XIV hizo foco en dos conflictos bélicos con duras implicaciones humanitarias: Rusia - Ucrania y Medio Oriente.
Previo a recibir al ucraniano Volodimir Zelensky, uno de los primeros en la lista y presente en la misa de este domingo, el Sumo Pontífice definió a una "Ucrania martirizada" que espera "negociaciones para una paz justa y duradera".
No podemos olvidar a los hermanos y hermanas que sufren a causa de la guerra. En Gaza, los niños, las familias, las personas mayores que sobreviven sufren de hambre", agregó en otro pasaje.
Jullier había adelantado que la corriente general de la iglesia actual, no sólo de Francisco, apunta a algunos principios que “tienen que ver con poner al hombre en el centro y correr un poco las cuestiones económicas o las cuestiones empresariales”. Las palabras de León XIV este domingo también miraron en una dirección similar: "En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres".
La temática migrantes puede poner al flamante papa en la discusión si se mira a Estados Unidos, aún pasando por alta las crisis de profundidad y antaño en Medio Oriente y casi la totalidad de los puntos africanos.
Casualmente, J.D. Vance, vicepresidente de Estados Unidos, fue el último mandatario en reunirse de forma privada con Francisco y uno de los primeros en hacerlo con León XIV.
La audiencia con el número dos de Donald Trump se dio este lunes, con la participación del arzobispo Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales.
Tras el encuentro, la Oficina de Prensa de la Santa Sede compartió el comunicado oficial en el cual se destacó una de las mociones: “En la Secretaría de Estado se renovó la satisfacción por las buenas relaciones bilaterales y se hizo hincapié en la colaboración entre la Iglesia y el Estado, así como en algunas cuestiones de especial relevancia para la vida eclesial y la libertad religiosa”.
Se agregó además que el diálogo se dio “expresando el deseo de que en las zonas de conflicto se respete el derecho humanitario y el derecho internacional y se alcance una solución negociada entre las partes implicadas”.
Dicha reunión toma relevancia si se observa el historial de ambas figuras. El propio Prevost ha compartido posturas críticas hacia la corriente del actual presidente estadounidense y las ha recibido desde la línea republicana.
Steve Bannon, uno de los asesores iniciales de Trump, había declarado en la previa al cónclave que el nombre de Robert Prevost era el de un “progresista” muy cercano a Bergoglio y que si un hombre como él era elegido, “habrá un sisma”.
Una característica que resalta de León XIV es su juventud dentro de los parámetros papales. Sus 69 años le abren la puerta de continuar la creciente itinerancia de los representantes máximos del catolicismo.
Desde Juan Pablo II que se han extendido no sólo los destinos, sino también los riesgos, con el ejemplo máximo de Francisco en la catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de Bangui, República Centroafricana, visitada en 2015 luego de crudas insinuaciones de grupos armados.




