Eran las primeras horas de este miércoles cuando un móvil de la Brigada Motorizada recorría la zona de 4 de Enero al 3200, frente a la Plaza Constituyentes.
El kiosco Break, ubicado en 4 de Enero al 3200, fue violentado de nuevo. Esta vez, el ladrón dejó una imagen de San La Muerte.

Eran las primeras horas de este miércoles cuando un móvil de la Brigada Motorizada recorría la zona de 4 de Enero al 3200, frente a la Plaza Constituyentes.
En medio del patrullaje, los oficiales notaron algo extraño: la reja del kiosco Break estaba violentada, la puerta entreabierta y en el interior reinaba el desorden. La caja registradora estaba abierta y vacía.
Del comercio faltaban cigarrillos, encendedores, una botella de Gancia, un fernet y chocolates. No era la primera vez que se llevaban ese tipo de mercadería: según sus empleados, era exactamente lo mismo que habían robado en ocasiones anteriores.
Pero esta vez había un detalle llamativo: sobre una banqueta, el intruso dejó una estampita de San La Muerte. Una señal inquietante que, según contó el personal del local, nunca había aparecido en robos anteriores.
A primera hora, una de las trabajadoras llegó al kiosco y se encontró con el encargado y la policía. En diálogo con El Litoral, describió la escena con mezcla de bronca y resignación:
"Robaron lo mismo que la vez pasada: cigarrillos, encendedores, un Gancia, un fernet y unos chocolatitos. Esto no es por hambre... es maldad. Es de puro dañino, porque no se llevan comida, se llevan cosas caras y fáciles de revender. Y encima dejaron una estampita de San La Muerte en una silla.
Esta es la cuarta vez en el mes. Ya te toman de punto. Vamos a poner más rejas, más llaves y alarma, porque no sabemos a qué hora entraron. La policía nos avisó a las 5 de la mañana. En las cámaras se ve más o menos la contextura del delincuente… es uno solo. Da bronca, porque uno se mata laburando y viene cualquiera y se lleva todo. Pero bueno, todo vuelve", sentenció.
Este no es un hecho aislado. Según el personal del kiosco, en las últimas semanas la inseguridad se volvió una rutina en esa esquina.
La reiteración de robos, sumada a la violencia con la que actúan los delincuentes, obliga a los comerciantes a reforzar las medidas de seguridad y convivir con la sensación de estar siempre en la mira.
La policía recogió huellas, revisó cámaras de seguridad y trabaja sobre la hipótesis de un solo autor. La denuncia ya fue radicada en sede policial y no se descartan nuevas medidas para identificar y detener al responsable.




