Altas temperaturas y riesgo de golpe de calor: qué se debe tener encuenta
Un reciente informe médico señala que el riesgo para la salud pública por exposición al calor comienza a partir de los 32 °C, con aumentos significativos del peligro por encima de los 38 °C, especialmente cuando se combina con alta humedad o duración prolongada de la exposición.
Altas temperaturas y riesgo de golpe de calor: qué se debe tener encuenta
El calor intenso deja de ser una molestia para convertirse en un riesgo para la salud cuando las condiciones ambientales superan ciertos umbrales. Según especialistas una combinación de temperatura y humedad —medida en el “índice de calor”— puede comenzar a ser peligrosa ya a partir de los 32 °C.
Umbrales de riesgo
Entre 32 °C y 40,5 °C la población debe adoptar “precauciones extremas”. En ese rango, el calor ya representa una carga para el organismo, que se agrava con humedad alta, duración prolongada de la exposición o actividad al aire libre. Cuando el índice térmico supera los 38 °C, se considera que el peligro se eleva de manera significativa, incluso para personas sin factores de riesgo.
Estos valores coinciden con lo que se entiende globalmente como “estrés térmico”: situaciones en que el cuerpo no logra equilibrar la ganancia de calor ambiental con su capacidad de disiparlo —principalmente mediante el sudor y la circulación sanguínea—.
La exposición prolongada, especialmente en zonas urbanas con poco alivio nocturno, agrava la situación. Esto se vuelve especialmente relevante en contextos donde la humedad o la infraestructura urbana limitan la disipación del calor, fenómenos que tienden a intensificarse con las olas de calor.
El agotamiento por calor puede aparecer incluso con exposiciones cortas
Efectos sobre la salud
El agotamiento por calor puede aparecer incluso con exposiciones cortas e implicar síntomas como mareos, fatiga, calambres, sudoración intensa o náuseas.
Si no se atienden a tiempo, estos signos pueden evolucionar hacia un cuadro grave: el Golpe de calor, caracterizado por una temperatura corporal interna que supera los 40 °C, junto con confusión, dificultad para hablar, piel caliente y seca, taquicardia, vómitos o pérdida de conciencia.
Las consecuencias pueden ser tan severas como daño cerebral, insuficiencia orgánica y muerte, sobre todo si no se actúa con rapidez.
Algunos grupos enfrentan un riesgo mucho mayor. Entre ellos se encuentran: bebés y niños, personas mayores, quienes padecen enfermedades crónicas (cardiovasculares, respiratorias, renales), quienes trabajan al aire libre, quienes están embarazadas o quienes tienen medicación que afecta la regulación térmica.
Entre 32 °C y 40,5 °C la población debe adoptar “precauciones extremas”
Además, un estudio reciente sugiere que la exposición recurrente a calor extremo —no solo durante episodios puntuales— podría acelerar el envejecimiento biológico, al incrementar estrés cardiovascular, inflamación crónica y alteraciones celulares similares a las causadas por tabaco o alcohol.
Cómo reducir riesgos
Para mitigar los riesgos derivados del exceso de calor, las recomendaciones de salud pública convergen en algunos hábitos clave:
Mantenerse bien hidratado y beber agua con frecuencia, incluso antes de sentir sed.
Evitar la exposición directa al sol durante las horas más calurosas (habitualmente entre las 10 y las 16).
Usar ropa ligera, holgada, de colores claros; también protegerse con sombrero, gafas y, de ser posible, quedarse en espacios ventilados o climatizados.
Reducir el esfuerzo físico al aire libre, especialmente en los picos térmicos, y preferir actividades en horarios más frescos.
En hogares, aprovechar la ventilación nocturna para refrescar interiores, cerrar ventanas y persianas durante el día si la temperatura exterior es más alta que la interior, y usar ventiladores o aire acondicionado con moderación.
Para quienes pertenecen a grupos vulnerables, estas medidas son aún más críticas como forma de prevención. Cuando no hay posibilidad de aire acondicionado, resulta clave mantenerse en la sombra, reducir la exposición continua y evitar actividades al aire libre en horarios de riesgo.