Un jugador de básquet sufrió un codazo en la cabeza y murió: ¿nadie aplicó el protocolo de conmoción?
Ethan Dietz, de Connors State, jugó mareado, pidió el cambio y terminó internado, pero ya era tarde. Murió tres días después. El caso que expone el abismo entre lo que el deporte universitario dice que hace… y lo que realmente pasa cuando un jugador se golpea de tal forma.
Un jugador de básquet sufrió un codazo en la cabeza y murió: ¿nadie aplicó el protocolo de conmoción?
El básquet universitario está de luto. Ethan Dietz, alero de 2,03 metros nacido en Vilonia, Arkansas, murió este martes tras sufrir una lesión en la cabeza durante un partido en Texas. Tenía 11 puntos de promedio y una vida entera por delante. Jugó 20 minutos y anotó seis puntos ante Grayson College. Sufrió un codazo a la cabeza y siguió jugando hasta que el mareo fue superior. No volvió más.
Dietz recibió un fuerte golpe sin intenciones, fue al banco con síntomas y fue internado cuando ya estaba inconsciente. La universidad pidió el video del partido para investigar qué pasó. Pero la pregunta ya es otra: ¿por qué jugó siguió jugando si hubo un golpe? ¿Nadie aplicó el protocolo más básico?
El joven alero quedó relegado al fondo del banco, tapando su cabeza con una toalla y lejos de sus entrenadores. Al final del partido, su propio equipo se lo olvidó allí hasta que un compañero lo ayudó a caminar al vestuario.
La cancha donde jugaron estaba a 2 horas del campus de la universidad y en vez de atender a Dietz en un hospital local de Texas, realizaron el viaje programado y lo dejaron en su dormitorio como si nada hubiera pasado.
Al otro día, el joven alero no despertó y falleció horas después.
Las conmociones cerebrales mal tratadas pueden derivar en daños irreversibles o la muerte.
La línea que no se puede cruzar
Una conmoción cerebral puede parecer leve. Hasta que mata. La evidencia es clara: si un jugador vuelve a competir antes de recuperarse, el segundo golpe puede ser fatal. Por eso la regla universal es clara: “Si hay sospecha, se saca”. Conmoción no se discute en caliente.
Los especialistas insisten en evaluaciones fuera de la cancha, en calma. El personal médico debe estar entrenado para frenar al jugador aunque diga que está bien. Si Dietz se sintió mareado y pidió salir, la regla debió activarse y debería haber sido llevado a un hospital. No pasó.
El miedo invisible: perder el puesto
Jugadores como Dietz aprenden desde chicos a no aflojar. A seguir. A callar. Y a veces lo pagan con la vida. En el deporte universitario, muchos esconden los síntomas por miedo a quedar afuera. Y en ese silencio, se enciende la mecha.
El caso revive los riesgos de la Encefalopatía Traumática Crónica (ETC), una enfermedad degenerativa ligada a golpes reiterados. La NFL, el fútbol, el rugby... ya conocen sus fantasmas. El básquet también debería.
Connors State canceló partidos y ofreció contención psicológica a su plantel. Pero lo que hace falta no es un gesto simbólico, sino garantías reales: evaluación inmediata, retiro del jugador ante cualquier duda, y un regreso seguro bajo supervisión. Reposo físico y cognitivo por al menos 48 horas.
Dietz no debió haber muerto. No por un codazo, no en una cancha. Pero murió por negligencia de la Universidad y autoridades del encuentro. Con él, se cayó otra ficha del dominó que expone las grietas de un sistema que dice cuidar... pero muchas veces no actúa.
Ethan Dietz, de 2,03 metros, era uno de los jugadores más queridos del campus. Tenía 20 años.
¿Cuál es el protocolo a seguir?
Cuando un jugador de básquet sufre un golpe en la cabeza y manifiesta síntomas de conmoción cerebral (como mareos, somnolencia, o pérdida de memoria), el cumplimiento estricto del protocolo es un imperativo de salud pública para evitar el riesgo de daño cerebral permanente o la muerte.
Retiro Inmediato: ante la sospecha de una conmoción cerebral, el jugador debe ser retirado del campo de juego de forma inmediata. Esto aplica incluso sin un diagnóstico de certeza, si el jugador exhibe síntomas (criterios 1, como pérdida de conocimiento, confusión evidente, o problemas de equilibrio). Bajo ninguna circunstancia se debe permitir que el deportista compita con síntomas.
Evaluación Especializada: el jugador retirado debe ser evaluado rápidamente por un médico o profesional de la salud utilizando herramientas estandarizadas como el SCAT5. Esta evaluación debe realizarse idealmente en un entorno sin distracciones.
Descarte de Lesiones Estructurales: si la evaluación inicial o posterior revela síntomas o signos de alarma (ejemplos: Glasgow Coma Scale < 15, sospecha de fractura de cráneo, o más de un episodio de vómitos), se debe solicitar una tomografía de encéfalo con urgencia para descartar lesiones estructurales (como hemorragias intracraneales).
Diagnóstico y Suspensión: el diagnóstico es una decisión médica basada en el juicio clínico. Si se confirma o se sospecha la conmoción, el jugador es suspendido y no puede regresar al deporte el día de la lesión.
Reposo Inicial Obligatorio: se requiere un período inicial de descanso físico y cognitivo (generalmente 24 a 48 horas). Las actividades que requieren esfuerzo mental (leer, trabajar en la computadora, jugar videojuegos) deben moderarse hasta que hayan desaparecido todos los síntomas.
Protocolo de Retorno Gradual al Juego: el protocolo de RTP se inicia solo después de que el atleta haya estado asintomático por 24 a 48 horas. Consiste en un aumento gradual y progresivo de las demandas físicas a través de 6 etapas, y debe llevarse a cabo bajo supervisión. Si los síntomas reaparecen, el jugador debe volver al paso anterior y permanecer asintomático por otras 24 horas.
Autorización Médica: La autorización para iniciar el RTP y la vuelta al juego debe ser otorgada por un médico especialista capacitado en el manejo de conmociones cerebrales.