Este miércoles por la noche se confirmó mediante Qatar, Estados Unidos, Israel y el grupo terrorista Hamás que se había llegado a un acuerdo dentro de las negociaciones de paz por Franja de Gaza.
Los involucrados directos y las autoridades celebran el avance concreto, pero sin un absoluto triunfo. Se estima que el proceso se extenderá.

Este miércoles por la noche se confirmó mediante Qatar, Estados Unidos, Israel y el grupo terrorista Hamás que se había llegado a un acuerdo dentro de las negociaciones de paz por Franja de Gaza.
A dos años del recrudecimiento del conflicto de antaño en Medio Oriente, hay evolución concreta en la búsqueda por deponer armas, pero no se completó la totalidad de los 20 puntos del plan de paz presentado por Donald Trump, lo que abre la posibilidad de un lógico proceso extendido en el tiempo.
Uno de los cuatro aspectos acordados según los comunicados del miércoles figura la liberación e intercambio de rehenes. No hay precisión respecto a la metodología y se estima que recién el lunes se podría hablar de fechas y horarios para llevarlo a cabo.
A pesar de que faltan 16 de los puntos, este representa un porcentaje mayoritario de la lucha por quienes buscan la paz en la región, con celebraciones incluso dentro de la línea menos conservadora del gabinete de Benjamin Netanyahu, principalmente por la presión de la opinión pública.
Al momento, 48 personas se encuentran como rehenes de Hamás, con una mayoría israelí, a excepción de tres originarios de Tailandia, uno de Tanzania y uno de Nepal.
El acuerdo incluye a su vez la liberación de centenares de prisioneros palestinos que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han capturado en los últimos años.
El otro aspecto de relevancia tiene que ver con el acceso completo a la ayuda humanitaria mediante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la cual ha sido motivo de discusión en las últimas semanas ante la presencia en aguas del mar Mediterráneo de la Flotilla Sumus con Greta Thunberg y otros activistas a bordo. El plan contempla la participación de la Media Luna Roja, pero no hubo precisiones.
A su vez, se estableció una retirada paulatina de las fuerzas israelíes a una línea de demarcación acordada dentro de la Franja de Gaza.
Si bien la celebración del triunfo diplomático desde Washington puede resultar un tanto desmedida, el avance inicial se posiciona dentro del plano lógico esperable al observar el resto de puntos.
Uno de los controversiales es el establecimiento de un gobierno provisorio con “autoridades locales, supervisión estadounidense y el rol de “líder” de Tony Blair, ex primer ministro de Reino Unido entre 1997 y 2007 y colaborador del gobierno estadounidense en la guerra de Irak, de lo cual luego dijo estar “arrepentido”. Su perfil le brinda una importante experiencia en la región y el apoyo público a la creación de un estado palestino.
Los puntos 10 y 11, los cuáles plantean el camino a futuro de Gaza, también resultan complejos de llevar a cabo. “Se lanzará un plan económico internacional para reconstruir Gaza, elaborado por expertos en desarrollo urbano de Medio Oriente” y “Se establecerá una zona económica especial con beneficios fiscales y acuerdos preferenciales con países socios” indican de forma pretenciosa.
Otros resultan ambiguos y subjetivos al ponerlos en práctica, por lo que no se sabría nunca con precisión si se cumple o no, se acuerde o no en los papeles. Uno de ellos es el 18: “Se promoverá un diálogo interreligioso para fomentar la tolerancia y la convivencia pacífica”.




