El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó una nueva fase de redadas migratorias en Los Ángeles, Chicago y Nueva York, como parte de lo que calificó como “el mayor programa de deportaciones en la historia del país”.
La Casa Blanca ordenó nuevas redadas migratorias en ciudades clave, excluyendo sectores económicos sensibles. La magnitud del operativo ha desatado un intenso debate político y social.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó una nueva fase de redadas migratorias en Los Ángeles, Chicago y Nueva York, como parte de lo que calificó como “el mayor programa de deportaciones en la historia del país”.
Funcionarios federales informaron que el objetivo es alcanzar un promedio de hasta 3.000 arrestos diarios, una cifra muy por encima de los 650 diarios registrados en los primeros cinco meses de su actual mandato.
Las ciudades elegidas han sido históricamente críticas con las políticas migratorias de Trump. Tanto alcaldes como líderes comunitarios manifestaron su oposición a colaborar con las agencias federales encargadas de ejecutar las detenciones.
Además, aseguraron que brindarán asesoría legal a los inmigrantes afectados y se comprometieron a proteger a sus comunidades frente a lo que consideran una política discriminatoria.
En un intento por minimizar el impacto económico de estas medidas, la administración Trump ordenó a los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que eviten realizar operativos en sectores críticos como la agricultura, hotelería y restauración.
Esta decisión busca evitar disrupciones en la producción de alimentos, el turismo y la logística de distribución.
La magnitud del operativo ha desatado un intenso debate político y social. Organizaciones de derechos civiles advierten que estas medidas podrían generar violaciones a derechos fundamentales y fomentar la discriminación racial y étnica.
Además, economistas y empresarios han advertido sobre los riesgos de afectar sectores que dependen fuertemente de la mano de obra migrante.
En las tres ciudades señaladas, organizaciones sociales han convocado protestas y están preparando acciones judiciales para frenar los operativos.
Mientras tanto, se espera que el Departamento de Seguridad Nacional dé a conocer nuevos detalles sobre la ejecución del plan en los próximos días.
En Los Ángeles, más de 100.000 personas se volcaron a las calles durante el fin de semana para protestar contra las redadas ordenadas por la Casa Blanca. La movilización, organizada por colectivos migrantes, sindicatos y agrupaciones estudiantiles, colapsó el centro de la ciudad y exigió un alto inmediato a las deportaciones masivas.
Los manifestantes portaban pancartas con lemas como “Ningún ser humano es ilegal” y “Alto a las redadas”, mientras se multiplicaban los llamados a la desobediencia civil en caso de que los operativos lleguen a barrios residenciales. La policía local reportó que la protesta fue pacífica y sin incidentes.




