Cuando se trata de un Accidente Cerebrovascular (ACV), el tiempo es el factor determinante. Actuar rápido no solo puede salvar una vida, sino también reducir secuelas irreversibles.
Detectar los síntomas a tiempo, activar un protocolo de emergencia y acceder a un centro especializado puede salvar vidas. Cuáles son los pasos clave ante un Accidente Cerebrovascular.

Cuando se trata de un Accidente Cerebrovascular (ACV), el tiempo es el factor determinante. Actuar rápido no solo puede salvar una vida, sino también reducir secuelas irreversibles.
El ACV es una interrupción súbita del flujo sanguíneo en el cerebro. Puede ser isquémico (el más común, causado por obstrucción) o hemorrágico (por sangrado). En ambos casos, las células cerebrales comienzan a morir por falta de oxígeno, y el daño puede ser irreversible si no se actúa dentro de la llamada “ventana terapéutica”, que va de tres a seis horas tras los primeros síntomas.
Un elemento clave para mejorar el pronóstico es la identificación inmediata del cuadro. Para eso, profesionales de la salud promueven el uso del protocolo R.Á.P.I.D.O., una sigla que permite detectar fácilmente los síntomas más frecuentes:
Una vez que se sospecha un ACV, el sistema de salud debe actuar en cadena. Primero, el operador telefónico debe reconocer los signos y activar el “código ACV”, para que la ambulancia priorice el traslado. El paciente debe llegar a un hospital con capacidad para realizar neuroimágenes de inmediato y decidir el tratamiento adecuado.
En la actualidad, la trombólisis intravenosa (uso de medicamentos que disuelven el coágulo) puede aplicarse en pacientes seleccionados dentro de las primeras 4,5 horas. En algunos casos, se puede utilizar tenecteplasa, una droga recientemente incorporada en Argentina que permite una aplicación más rápida y sencilla.
La etapa posterior al evento es tan importante como la intervención inicial. La rehabilitación precoz e interdisciplinaria mejora la recuperación funcional. Participan equipos de fisiatría, fonoaudiología, kinesiología, terapia ocupacional y neuropsicología. Además, el acompañamiento a la familia resulta fundamental para favorecer la reinserción del paciente a su vida cotidiana.
Más del 80% de los ACV se pueden prevenir. Los factores de riesgo más comunes son:
Una vida saludable, controles médicos periódicos y el conocimiento sobre los signos de alarma pueden marcar la diferencia.
El ACV es una de las principales causas de muerte y discapacidad en Argentina, pero una atención rápida y efectiva puede cambiar el rumbo de la historia clínica de quien lo padece. La información, la prevención y un sistema de salud preparado son las herramientas más poderosas frente a esta urgencia médica.




