Jugó con furia, con rabia. Y hasta creo que eso, sumado a que la cancha estaba resbalosa en el primer tiempo, lo llevó precisamente a deslizarse, pasarse de revoluciones y no llegar a cortar el avance de Matías Fernández que terminó con el gol en contra de Mauro Pittón que abrió el marcador el sábado a favor de la visita. Porque esa jugada del primer gol de Independiente Rivadavia nació en una de pelota quieta a favor de Unión. Y él había quedado como último hombre y daba la sensación de que podía llegar a cortar la corrida del enganche de la Lepra, que terminó en gol. Pero no pudo porque dio la impresión que la cancha le jugó una mala pasada.
Lautaro Vargas cambió la bronca y la desilusión de haberse quedado afuera de la convocatoria final para el Mundial sub 20 de Chile, por fútbol y mucha energía para convertirse en la figura de Unión y del partido ante los mendocinos. Y jugó como para que Placente “piense” si su decisión de dejarlo afuera por un jugador (Dylan Gorosito) que ni siquiera es titular en la reserva de Boca, valió la pena y fue la más correcta.
Sorprendió lo de Vargas. Su ausencia definitiva de la lista de 21 para el Mundial de Chile. Ya la semana pasada, cuando se dio a conocer la lista preliminar de 16 jugadores y no estaba, era intrigante. Las convocatorias, que arrancaron con Mascherano hace poco más de un año y con el objetivo puesto en el Sudamericano de Arequipa, tuvieron su coherencia. Vargas fue convocado cuando andaba bien, lo dejaron de convocar cuando cayó en un pozo futbolístico y hasta perdió el puesto en Unión, pero apenas recuperó el nivel y ya con Placente a cargo de la sub 20, volvió a estar entre los nominados. Y hasta era “titular” en los amistosos que se organizaban en cada convocatoria para entrenar en el predio de Ezeiza.
Hoy, el lateral al que el cuerpo técnico de la selección lo venía siguiendo desde la época en que jugaba en Defensa y Justicia, está pasando por uno de sus mejores momentos y en franco crecimiento. Tiene cosas a corregir y el tiempo es lo que le juega a favor. Y tiempo es lo que le sobra. Pero en este Unión que basa mucho el juego en la subida constante de dos marcadores de punta que saben lo que hacen cuando pasan al ataque, tanto él como Del Blanco se han convertido en jugadores indispensables y desequilibrantes.
El sábado, el planteo de Berti lo complicó solo en parte en el primer tiempo. Tenía, al menos, dos jugadores delante suyo para eludir, producto de esa línea de cinco que Independiente Rivadavia mantuvo hasta que Villalba convirtió, en contra, el 2-1 parcial a favor de Unión. Y los encaró toda la tarde, llegando hasta el fondo, metiendo centros o hasta animándose a rematar al arco desde una posición absolutamente sesgada, con escaso ángulo.
Fueron, esta clase de jugadas de gol, una en cada tiempo. En las dos, Centurión, el arquero de Independiente Rivadavia, no se “comió” el amague. La lógica indicaba centro o pase atrás, pero Vargas intentó el remate al arco con la pelota muy cerca de la raya de fondo. Y las dos iban adentro, de no ser por la buena lectura que hizo el arquero mendocino. Al estilo “Huevo” Toresani cuando jugaba en Unión, a principios de los 90, y aprovechaba su velocidad para llegar hasta el fondo y se animaba a rematar al arco. Así hizo varios goles. Y así estuvo muy cerca, Vargas, de concretar alguno. Lo que hubiese sido un estricto acto de justicia para lo buena de su actuación.
Internamente, en Unión, es poco lo que se dice en cuanto a la no convocatoria. “Sabemos que Gorosito, que es el que va en su lugar, es el que Placente venía citando desde que dirigía el sub 17”, es lo que dicen. Y puede ser que lo conozca más. Pero uno repasa la carrera de Gorosito y no solo que no debutó en Primera, sino que tampoco es titular en la reserva de Boca (alterna con Giménez y Baroni). Y Vargas ya tiene decenas de partidos en la primera de Unión, es titular indiscutido y anda muy bien. Raro.
Hace pocos días, Vargas cambió el representante que tenía desde hacía cinco años, extendió su contrato con Unión hasta el 2028 y, lo que es más importante todavía, estaba – está – en un muy buen momento futbolístico, mejorando partido a partido y superándose en los rendimientos. Pero se quedó sin Mundial.
El sábado, toda la familia se hizo presente en el estadio para darle ánimo. Hablaron sus padres. “Le dijimos que se enfoque en Unión, que piense en Unión y le dé para adelante”, dijeron. Había cierto temor respecto de cuál podía ser su reacción ante la mala noticia. Madelón se la veía venir, seguramente, y habrá obrado en consecuencia, hablando mucho con él en la semana. El domingo pasado, en el bosque platense, había señalado que “vamos a esperar la lista definitiva y ojalá lo convoquen porque es muy bueno para él y para el club”. Y hasta el movimiento que hizo en el mercado de pases fue una clara demostración que Vargas parecía un “nombre puesto” en la lista, porque por algo fue a buscar un “4” a Uruguay (Emiliano Alvarez) y también lo contaba a Nicolás Paz (más defensivo) y a Gerometta como opciones para suplantar la hipotética ausencia del rosarino. No se dio. Y ahora, él tiene que enfocarse en seguir así en Unión, porque es uno de los jugadores más “vendibles” que tiene el club en su horizonte más cercano.