La cantautora se presentará en Tribus Club de Arte, en marco del ciclo La Casa Invita, Blúo será la banda invitada. En diálogo con El Litoral, repasó su carrera, desde sus primeros covers hasta esta presente de expresión personal.
Vale Acevedo regresa a Santa Fe el jueves 14 de agosto a las 21, en el marco del ciclo La Casa Invita de Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). Como propuesta invitada estará Blúo. La Casa Invita es una iniciativa en la que bandas nacionales comparten escenario junto a invitados locales, en shows con entrada libre y gratuita.
Antes de la visita, El Litoral conversó con la cantante y compositora sobre su tercer disco, “Un día para Valentina”, y el devenir que la trajo hasta una actualidad con voz propia.
Reencuentro
-Regresás a Santa Fe en este ciclo de La Casa Invita, vas a presentar “Un día para Valentina”. ¿Con qué expectativa llegás a este show?
-Estoy muy contenta de volver, hace tiempo que no que no pasaba por ahí; siempre cerca, pero no llegaba a entrar. Y estoy muy contenta de ir con esto nuevo, que me está dando muchas alegrías.
Con un show nuevo también: la gente que me vio la última vez allá vio un show con muchos covers, algún que otro tema propio. Ahora voy con muchos temas propios, algún que otro cover. Es un show divertido, que haga olvidar a la gente un poquito del día.
-Hablás de covers; tu carrera tuvo un inicio muy particular con ese rock nacional que te que te dio una gran visibilidad y viralidad. ¿Qué sentís hoy cuando mirás ese punto de partida?
-Los covers me abrieron muchas puertas, me dieron muchas oportunidades, y lo voy a agradecer toda la vida. Pero hubo un traspaso: en un momento era yo todo el tiempo cantando canciones de otros; que a mí si bien me gustaban, dije: “Ey, pero yo tengo un montón de cosas para decir también”. Y con mucha vergüenza quizás al principio, y con miedito, fui metiendo algún que otro tema; pero con este disco me animé a decir: “Bueno, ya está: esto soy yo”.
Y los covers obviamente siempre son parte, siempre hay alguno que otro. El inicio me ayudó muchísimo a entrar a festivales y cosas que deseaba mucho. Hoy vengo con mis canciones y digo: “Guau, qué loco cómo fue mutando todo”. De la gente que me seguía por los covers, mucha se quedó y escucha mis canciones. Es muy lindo el traspaso qué sucedió.
Identidad
-¿Cuándo sentiste que ese traspaso se logró?
-Acá en Buenos Aires hice un show en Niceto Club, que es un lugar como para mil personas, más o menos. El traspaso lo vengo haciendo hace bastante tiempo ya, pero este último tiempo fue como un “full Vale Acevedo” con mis canciones, y dije: “¿Quién va a venir a Niceto?”. Porque la idea era llevar gente. Y cuando vi que había un montón de gente y encima cantando mis canciones, todo fue como: “OK, estoy yendo bien, por un buen camino”.
Día a día me escriben por mis canciones, también las redes ayudan mucho: si hay alguna inseguridad, siempre me hace sentir un poco mejor y más segura.
-Con “Un día para Valentina” se nota obviamente una evolución en tu propuesta artística. ¿Qué te propusiste con este tercer disco, y cómo lo ves en relación con “Delirio Spam” o “Buenas noches, terrícolas”? ¿Cómo fue hacerlo y qué lugar ocupa?
-En este disco hice lo que se me cantó: esa sería la definición. En todos obviamente siempre hice lo que quise, y les puse onda; pero siempre me dejaba guiar mucho por lo que opinaba los productores, o mi familia: siempre queriendo “cumplir”. Y en este caso dije: “Voy a hacer lo que quiero, lo voy a producir yo”. Obviamente lo coproduje con otras personas (Pablo Vignati, Nacho Loza y Lucca Torres); pero hice todos los arreglitos, lo que escuchás, todo yo lo decidí.
Y medio que el concepto es ese: es un día para Valentina, que no necesariamente habla de mí; habla de un día para Mario, un día para José, para María; esta sensación de hacerlo por uno, y medio haciendo oídos sordos a lo que dicen.
-¿Cómo se dieron las colaboraciones con Alan Sutton y Peter Nobody?
-De Alan Sutton hace tiempo me venían escribiendo: “Tienen cosas en común, hagan algo, hagan algo”. Y se dio bastante natural la juntada, la parte de la composición; era verdad que teníamos muchas cosas en común, y así se vivió: se puede sentir en la canción (“Yo no me drogo”) que no hay nada forzado, eso me gustó.
Y Peter Nobody es mi mejor amigo de la infancia: él también tiene su proyecto, y tenía muchas ganas de hacer algo con él, que hace algo nada que ver a lo mío (es música para videojuegos, para animaciones infantiles). Dije “guau, necesito hacer algo con él”; y (“La vida es”) fue un poco la mezcla de esa locura.
-Recién decías: “Un día para Valentina, que no necesariamente tengo que ser yo”. ¿Cuánto hay de la Valentina que sos vos en “Un día para Valentina”? ¿Cuánto se parece esa obra a la creadora?
-Es loco, porque no conozco tanto a Valentina; conozco a Vale Acevedo, que es la que siempre está: la que canta, la que hace notas. Y la realidad es que a Valentina también la estoy un poco conociendo; y me voy dando cuenta a medida que ya salieron los temas: me vuelvo a escuchar muchas veces y digo: “Ah, claro, yo acá entiendo lo que quiero decir”.
Entonces te diría que hay un 90 % de Valentina real; que fue inconsciente en un principio. Vivo, me levanto y pienso en mi carrera constantemente: es mi vida, Vale Acevedo, que es como un personaje. Pero la que hace los trámites, la que tiene inseguridades, la que barre la casa, lava los platos, es Valentina. Entonces es descubrir esa partecita mía, que me estoy dando cuenta en el disco que casi está al 100 ahí. Y sigo buscándola: así que es bastante parecida a mí.
Escenarios y aliados
-Esas canciones ya las llevaste a países como España, Francia, Alemania, Uruguay, Chile. ¿Qué te dejó esa primera gira internacional, y cómo fue conectar con públicos tan diversos?
-Todavía no caigo mucho, porque yo sé que voy a Córdoba, a Santa Fe, y hay gente que me sigue, que me va a ir a ver: mucha o poca, depende del día; pero siento que hay una conexión. Digo: “¿Quién me va a escuchar en Hamburgo? ¿Cómo va a ser?”. Y cuando fui, canté mis canciones, hice mi show, quedé como flasheada: claro, la música es un idioma re universal. Entonces, sacándole la parte de hippie, me gusta esto de que no hace falta que nos conozcamos, o que sepan el idioma: la música habla por sí misma.
-Compartiste escenarios con Los Tipitos, Hilda Lizarazu, Celeste Carballo; con No Te Va Gustar cinco fechas en el Movistar Arena. ¿Qué sentiste en cada caso? ¿Hubo algo que te haya marcado de parte de ellos en esas experiencias?
-Lo que tomo muy en cuenta es la parte humana: la humildad, porque uno creería muchas veces que cuando están... no sé si en otro nivel, pero ya con una carrera de más tiempo, llevar mucha más gente, uno creería que se creen mil: un poco lo que se dice de los artistas que están “subidos al pony”.
Y la realidad es que con cada uno de ellos tuve una charla, y me sentí como “Ah, OK, somos pares; sólo por ahí tenés más experiencia”. Me encantó la parte humana y resalté eso: los verdaderos artistas también siguen en búsqueda de uno mismo, y se siguen buscando con sus canciones. Me encantó esa parte.
-Recién hablabas de tus redes, de esa cercanía con tu público. ¿Cómo vivís hoy esa relación con tus fans? ¿Qué lugar ocupa la comunidad que te acompaña desde el principio?
-Son unos grandes aliados; porque distinto sería que yo suba algo y por ahí no lo ve mucha gente. Hay una cosa del ego, inseguridades y eso, que (si bien ya lo tengo bastante trabajado), a veces un comentario sobre un tema, una opinión de alguien que por ahí sabe, la valoro un montón.
Para mí es un mega plus tener gente del otro lado que esté expectante a lo que voy a subir, a lo que voy a decir, siempre opinando. Siento que son amigos que no conozco, es una sensación muy loca. Y obviamente hay de todo tipo: empiezan los haters, los pajeritos (risas). Es un poco esquivar a la gente que te tira la mala y hablar con la buena.
Después eso se transmite en el show: ya saben todas las internas, ya estamos todos en contacto: es una sensación re linda.
-Tocaste en festivales desde Cosquín Rock, Quilmes Rock, Baradero, hasta el Isoca de El Plan de la Mariposa. ¿Cómo preparás el set para un festival, donde el público no te conoce tanto o no fue específicamente a verte a vos?
-Como dije antes, siempre algún que otro cover hace que por ahí, si no te están mirando, te miren. Estoy muy confiada con mis canciones; por ahí te ponen a veces media hora: elijo los seis, siete temas que siento que impactan un poco más.
También intento mostrar todo mi yo, sin guardarme nada. Y hago repertorios dependiendo del lugar: por ejemplo, en el Cosquín Rock metí algún tema más rockerito, igual que en Quilmes; pero en el Isoca, que era una cosa más... la palabra no es hippie, sino más amplia de repertorio y de todo tipo de artistas; dije: “Voy a meter un tema mío”. Voy considerando mucho las temáticas, pero siempre intento dar lo mejor y que se se entienda.
Internacional
-¿Qué planes tenés para lo que queda del año y hacia adelante?
-Sigue la gira: tengo Uruguay, después nos vamos a Chile, a fin de año, y tenemos en septiembre México, por primera vez. Estoy en modo gira, voy a estar poco en casa: estamos a full con con esto.
Más allá de lo del disco, hay como un boom del exterior que estoy considerando. Este año estuve en Colombia también, me gustó mucho esto de viajar y conocer, y sobre todo que me conozcan en otras culturas. Porque si bien muchos son de habla hispana es nada que ver el público: la arenga, la manera de ser de los argentinos, con los españoles.
-Para quienes todavía te tienen como la chica de los covers, ¿qué canción de tu repertorio actual sentís que mejor representa quién sos hoy como artista?
-Creo que “El pájaro”, de este nuevo disco: esa canción soy yo al desnudo. Quien quiera conocerme puede poner el tema 1 del disco, incluso también tiene en YouTube un video; así que pueden ir ahí a entender un poquito quizás, o a no entender nada.