Publicado originalmente en 1934, "Canto a un dios mineral" ocupa un lugar singular en la poesía mexicana del siglo XX. Su autor, Jorge Cuesta (1903-1942), integrante del grupo de Los Contemporáneos, fue un escritor y crítico de formación científica -químico de profesión- cuya obra se caracterizó por una búsqueda extrema de rigor y coherencia formal. En un momento en que la poesía mexicana alternaba entre el lirismo romántico tardío y las influencias vanguardistas europeas, Cuesta propuso un texto de operación hermética, deliberadamente cerrado al referente inmediato y articulado en un entramado de significaciones que vincula ciencia y arte.
Portada del libro de Jorge Cuesta.
El contexto de su época fue clave para entender el gesto de Cuesta. Durante las décadas de 1920 y 1930, Los Contemporáneos introdujeron en México una sensibilidad cosmopolita y moderna, influida por autores como Paul Valéry, Stéphane Mallarmé o T.S. Eliot, pero con una marcada independencia respecto a programas políticos o estéticas nacionalistas.
Frente a corrientes literarias que buscaban una afirmación identitaria inmediata, Cuesta defendió una poesía de pensamiento, despojada de sentimentalismo y guiada por un alto nivel de elaboración formal. En este terreno, su "Canto a un dios mineral" dialoga de forma indirecta con "Muerte sin fin" (1939) de José Gorostiza, otro miembro destacado del grupo: ambos textos constituyen poemas extensos de meditación abstracta, aunque Cuesta privilegia la condensación hermética y la imaginería científica, mientras Gorostiza recurre a un discurso más fluido y metafísico.
La originalidad de la propuesta reside en la fusión de un imaginario científico con una estructura lírica de carácter meditativo. La materia inerte -el "dios mineral"- se convierte en eje de un discurso que combina la observación racional con un tono casi ritual: "Es la vida allí estar, tan fijamente,/como la helada altura transparente/ lo finge a cuanto sube hasta el purpúreo límite que toca,/ como si fuera un sueño de la roca,/ la espuma de la nube".
Si en "Muerte sin fin" la reflexión sobre la vida y la muerte se articula mediante un fluir verbal que aspira a lo total, en "Canto a un dios mineral" el pensamiento se condensa y se endurece, como si la poesía fuera una estructura cristalina más que un cauce continuo. Esa búsqueda de un lenguaje autónomo se transparenta en versos que describen la propia labor verbal: "Cómo pasma a la lengua blanda y gruesa,/ y asciende un burbujear a la sorpresa/ del sensible oleaje:/ su espuma frágil las burbujas prende,/ y las prueba, las une, las suspende/ la creación del lenguaje".
En la actualidad, la obra de Cuesta mantiene vigencia por su radical independencia estética y por su influencia en poetas posteriores que también exploraron la intersección entre ciencia y poesía. En este sentido, Gerardo Deniz -poeta y traductor con formación en química y ciencias naturales- puede considerarse un heredero parcial de esa sensibilidad. Aunque Deniz adopta un registro más irónico y digresivo, comparte con Cuesta la capacidad de incorporar terminología científica sin sacrificar tensión poética, y la voluntad de que el poema funcione como un artefacto intelectual. Cuesta ya mostraba esa conciencia de lo efímero y lo inmutable en versos como: "La materia regresa a su costumbre./ Que del agua un relámpago deslumbre/ o un sólido de humo tenga en un cielo ilimitado y tenso/ un instante a los ojos en suspenso,/ no aplaza su consumo".
En "Canto a un dios mineral", Cuesta se muestra como un observador que evita la confesión y prioriza la estructura. Su poesía, regida por la disciplina compositiva y un lenguaje autosuficiente, exige del lector y lo convierte en referente para estudios sobre la poesía como sistema autónomo. La edición de la UNAM lo reincorpora al presente, confirmando que su complejidad sigue siendo un desafío vigente. El libro integra la Colección Textos en Rotación.
+ INFO
"Canto a un dios mineral". Obra de Jorge Cuesta, editada por la UNAM. México, año 2023 (76 páginas).