Por Mariano Figueroa Sobrero
Por Mariano Figueroa Sobrero
A partir del informe de Francesca Albanese de marzo de 2024, en el que esta valiente Relatora de Naciones Unidas denunció el Genocidio Palestino, se han sucedido innumerable cantidad de relatos, imágenes, exposiciones, crónicas etc. que demuestran que su expresión "Anatomía de un Genocidio" fue acertada.
Hoy, Estados Unidos ha iniciado una serie de medidas contra ella, sin embargo, la claridad de sus argumentaciones, vuelven a poner en el centro la problemática del Pueblo Palestino: "no se preocupen por mí, los abogados de Naciones Unidas se están ocupando, volvamos al eje de nuestra denuncia, el tribunal de la historia nos juzgará. Y su conclusión será implacable con los que niegan que hay genocidio en Gaza".
Uno de mis mejores amigos, me dijo textualmente "No te metas, es para problemas". Otro de ellos me argumentó que Hamás empezó, a lo que le respondí con la frase de Mahatma Gandhi: "Ojo por ojo nos vamos a quedar ciegos".
Destruyeron todos los hospitales, aislaron al pueblo palestino, bombardearon la única Iglesia Católica, matando a tres personas e hiriendo al sacerdote argentino Gabriel Romanelli ,quien estaba adentro asistiendo a varios refugiados. Aquella parroquia a la que el papa Francisco hablaba todos los días para que Romanelli no bajara los brazos. ¿Qué más estamos esperando?
Lo mismo que hemos hecho con nuestros pueblos originarios y que recientemente denunció el presidente de Colombia, estamos aceptándolo silenciosamente. Hoy, viéndolo en tiempo real, en vivo y en directo. Desde Santa Fe, hemos conformado la Asamblea por una Palestina Libre y llevamos a cabo una conferencia de prensa y una radio abierta. El objetivo fue solidarizarnos con esta situación.
Hambruna generalizada, crisis sanitaria, aislamiento promovido, prohibición de acercarse y solidarizarse, generan en mí una gran desazón.
El pastor luterano Martín Niemöller expresó: "Primero vinieron por los socialistas, y no dije nada, porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada porque no era judío. Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí".
Es tiempo que despertemos, es tiempo de que volvamos a creer en nuestra fuerza y capacidad. No podemos permanecer indiferentes. ¡Hay que parar esta locura! Y desde Santa Fe, podemos, como ocurre en tantas ciudades, acompañar este movimiento mundial por la paz.




