Por qué un chequeo cardíaco puede marcar la diferencia al hacer actividad física
El cardiólogo Francisco Haeffeli explicó qué estudios permiten detectar riesgos ocultos, cómo prevenir episodios graves y por qué los controles médicos resultan clave antes de iniciar o sostener una rutina deportiva.
Por qué un chequeo cardíaco puede marcar la diferencia al hacer actividad física
La práctica deportiva aporta múltiples beneficios para la salud, pero también implica exigencias físicas que requieren controles médicos previos y periódicos. Así lo explicó el cardiólogo Francisco Haeffeli (MP 8305), quien remarcó que los chequeos no solo resultan clave para deportistas de alto rendimiento, sino también para quienes comienzan una actividad o la realizan de manera recreativa.
“El objetivo principal es buscar enfermedades que ya estén establecidas en el corazón y que puedan generar un riesgo en la práctica del deporte o a futuro”, señaló el especialista, y agregó que también se apunta a detectar lo que se conoce como factores de riesgo cardiovascular.
Haeffeli explicó que existen condiciones frecuentes que muchas personas desconocen y que solo pueden detectarse a través de controles médicos. “Los más conocidos son la hipertensión arterial, el colesterol elevado en sangre y el azúcar elevado en sangre”, detalló, y subrayó que “todas esas cosas no las vas a conocer si no acudís a un médico o si no te hacés un análisis de sangre”.
El chequeo suele comenzar con estudios de laboratorio. “Arrancamos con la extracción de sangre y medimos parámetros como el azúcar, el colesterol, vemos el estado de los glóbulos rojos y evaluamos la función del hígado y del riñón para controlar que todos los sistemas funcionen bien”, explicó el cardiólogo.
Luego se realiza la consulta cardiológica, que incluye una entrevista clínica y un examen físico. “Intentamos conocer los antecedentes familiares, si hay cardiopatías hereditarias, qué tipo de deporte hace el paciente, si fuma, si toma alcohol y con qué frecuencia va a entrenar”, indicó. A eso se suma la toma de presión y la auscultación cardíaca para detectar posibles ruidos anormales.
Estudios cardiológicos y actividad física
Entre los estudios complementarios, el electrocardiograma suele ser el primero. “Es un registro de la actividad eléctrica del corazón y nos sirve para detectar trastornos del ritmo cardíaco”, explicó Haeffeli. En algunos casos, también permite observar signos de enfermedad estructural que luego se confirman con una ecografía cardíaca.
Los controles cardiológicos permiten detectar factores de riesgo.
Sobre este último estudio, precisó: “Con el ultrasonido generamos imágenes del corazón en tiempo real, podemos medir cavidades, ver la función cardíaca y detectar problemas valvulares”. Estos estudios se realizan en reposo, con el paciente acostado.
La prueba de esfuerzo aparece como una instancia posterior y más compleja. “Evaluamos la respuesta del corazón durante el ejercicio, ya sea en bicicleta o en cinta”, indicó. Frente al temor que genera este estudio, el cardiólogo fue contundente: “Si no tenés miedo de moverte en la calle, deberías tener terror de hacerlo sin un cardiólogo al lado y conectado a un electro”.
También mencionó el eco estrés, una técnica que combina ecografía y esfuerzo físico. “Nos sirve para desempatar situaciones en las que el electrocardiograma deja dudas, sobre todo en deportistas que suelen tener registros ‘raros’ porque su corazón está adaptado al entrenamiento”, explicó.
Cada cuánto controlarse
De manera general, el especialista recomendó realizar los chequeos una vez por año. “Arbitrariamente se ha puesto el plazo de un año para repetir los controles”, señaló, aunque aclaró que esto puede variar según el caso. “En deportistas extremos, como quienes corren ultramaratones, podría hacerse cada seis meses”, indicó.
Sobre el momento ideal, fue claro: “El momento perfecto no existe. Hay que hacerlo. Lo importante es hacerlo una vez por año y repetirlo”. Según explicó, puede ser a fin de año, al inicio o antes de una competencia, pero lo fundamental es la constancia.
Señales de alarma y muerte súbita
Uno de los ejes centrales de los chequeos es la prevención de eventos graves. “Vamos persiguiendo el fantasma de la muerte súbita”, afirmó Haeffeli, y explicó que, aunque no es frecuente, “las consecuencias son catastróficas”.
La importancia de los chequeos médicos en la actividad física.
El especialista detalló que la muerte súbita se define como “la muerte inesperada y repentina en un paciente que se encontraba supuestamente sano”, y remarcó que muchas veces ese “supuesto” se debe a enfermedades no detectadas a tiempo.
También enumeró síntomas que no deben ignorarse: “Cualquier dolor entre la zona alta del abdomen y el cuello, que irradie a los brazos o la espalda, la falta de aire desmedida, los cambios en la tolerancia al esfuerzo o las palpitaciones”.
Haeffeli destacó la importancia de saber cómo actuar frente a una situación crítica. “Lo primero es activar el sistema de emergencias y después iniciar las compresiones torácicas”, explicó. Estas deben realizarse con las manos entrelazadas, brazos extendidos y una frecuencia de “100 compresiones por minuto”. “Ese tiempo puede determinar si el paciente vive o muere”, subrayó.
Hacer deporte, pero de forma segura
Para el cardiólogo, el mensaje final es claro: “Hay enfermedades comunes como el colesterol alto, la hipertensión o la diabetes que a la larga terminan enfermando al corazón”. Por eso, insistió en la necesidad de combinar actividad física con controles médicos regulares.
“Es importante chequearse, es importante hacer actividad física, pero también hacerlo de una forma segura”, concluyó.