Juan José Saer: Serodino se reencontró con su hijo dilecto
A 20 años de su fallecimiento, el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Provincia junto al municipio de Serodino, organizó una jornada especial en homenaje a una de las figuras centrales de la literatura argentina contemporánea. Contó con un taller para alumnos de secundaria, conversatorios, muestras fotográficas y presentaciones de libros.
Juan José Saer: Serodino se reencontró con su hijo dilecto
Con el objetivo de homenajear a la figura del escritor Juan José Saer, el Ministerio de Cultura de la Provincia junto a la Comuna de Serodino organizaron una jornada especial, en la víspera del “Día Saer”, (el sábado 28, día de nacimiento del escritor). La actividad, titulada “Nacido en Serodino”, fue el punto de partida del programa provincial por el Año Saer (que conmemora los 20 años de su fallecimiento), en la localidad que lo vio nacer; contó con actividades educativas y culturales, de la mano de un conjunto de invitados especiales provenientes de Rosario, Santa Fe, Pergamino y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La profesora Valeria Olivieri de Pergamino, dictando el taller “Una obra para ‘leer leyendo’” para los estudiantes; detrás, Saer parece mirarla, desde la muestra fotográfica. Foto: IAA
Con los más chicos
Por la mañana, en el salón Nyx, los estudiantes de 4° y 5° año (ambos turnos) de la Escuela Secundaria N° 216 “Mariano Moreno” de Serodino, participaron de un taller a cargo de la profesora pergaminense Valeria Olivieri, titulado “Una obra para ‘leer leyendo’”.
Tras una presentación a cargo de la directora de Industrias Culturales de Santa Fe, Lucrecia Pelliza, y del secretario de Cultura de la Comuna, Ever Arnoldo, la profesora abrió el juego a los alumnos: ““Esto no es ni una conferencia, ni una clase magistral, ni mucho menos, simplemente es una juntada de lectores de Saer en el que les voy a proponer que leamos juntos, compartamos juntos algunas impresiones sobre Saer en general, ustedes me contarán lo que me quieren contar; y sobre una propuesta en particular que es ‘La tardecita’”.
Contó: “Saer era bastante reticente a dar entrevistas, a contar cosas que tuvieran que ver con su vida. (...) Era una persona que se mostraba públicamente como escritor: que aceptaba dialogar, charlar de la literatura en general, de su literatura en particular, pero no en cuestiones de la vida. Pero sí, en estas presentaciones muy escuetas que hacía, muy breves, siempre decía: ‘Nací en Serodino’. Hay un libro que se llama ‘Juan José Saer por Juan José Saer’: María Teresa Gramuglio, que era una amiga de él, pero además una crítica muy importante de nuestra literatura, en un momento le manda a Francia una entrevista para que contestara una serie de preguntas. A él no le gustó esta idea de pregunta, respuesta, este formato de cuestionario, y le escribió un texto, atendiendo a las cosas que ella le pregunta. Ahí dice: ‘Estamos constituidos en gran parte por el lugar donde nacemos. Los primeros años del animalito humano son decisivos para su desarrollo ulterior. La lengua materna lo ayuda a constituir una realidad. Lengua y realidad son a partir de ese momento inseparables’. Y un poquito más adelante directamente se presenta: ‘Sí, nací en Serodino, provincia de Santa Fe, el 28 de junio del 1937. Mis padres eran inmigrantes sirios, nos trasladamos a Santa Fe’”.
Los alumnos de la Escuela Secundaria N° 216 “Mariano Moreno” llenaron el salón Nyx para conocer más sobre su paisano más destacado. Foto: IAA
Luego, la profesora abordó el cuento “La tardecita”, vinculando un recuerdo de infancia del personaje Barco, cuyo retrato de pueblo puede vincularse con las vivencias infantiles del escritor en el lugar, pero mostrando la trascendencia del ejercicio literario sobre el sustrato de lo real.
Habló también de los conceptos de “Zona” y de “Sistema”: “Si juntamos todas las novelas, todos los cuentos, es la historia de un conjunto de personajes que viven en un espacio determinado, cercano a la ciudad de Santa Fe. Eso sería la síntesis de la obra de Saer, pero contada en distintos momentos y en distintos lugares”. Y relacionó el uso de los gerundios en sus textos, como indicadores de acción, con la obra misma: “La obra de ser no se termina de leer nunca (...) se va construyendo a medida que la vamos leyendo”.
Ya desde la mañana quedaron en exposición en el mismo salón la muestra fotográfica de David Fernández, Alejandro Guyot y Alejandra López; el libro álbum “Fotografías Familia Saer”, y libros de Juan José Saer de la colección Biblioteca “Estela Figueroa” de la Casa de la Cultura y de Ediciones del Ministerio de Cultura. También se realizó una proyección “en loop” durante toda la jornada de la película “Retrato de Juan José Saer”, de Rafael Filippelli (Argentina, 1996), en la casa natal del autor.
Paralelamente, Mauricio Gómez condujo desde El Vagón del Stream de la Comuna una serie de entrevistas con los participantes de la jornada, a modo también de convocatoria a la comunidad para las siguientes actividades.
Mauricio Gómez condujo desde El Vagón del Stream de la Comuna una serie de entrevistas con los participantes de la jornada; en la primera salida, junto a la profesora Olivieri. Foto: IAA
Apertura institucional
Al mediodía tuvo lugar el acto inaugural, con Paulo Ricci, secretario de Desarrollos Culturales de la Provincia, como anfitrión. La primera en tomar la palabra fue la presidenta comunal, Marilina Ascani: “Es el Año Saer este 2025; entonces hay que seguir honrándolo de la mejor manera. Yo creo que este va a ser un puntapié inicial para muchos años de seguir festejándolo, recordándolo, recordar toda su obra, toda su vida. Así que desde nuestro lugar agradecidos por el día de hoy; agradecer a todo el acompañamiento que tenemos y bueno, ojalá que se vengan cosas mucho más lindas e importantes, que seguramente que sí. Estamos ahí en los proyectos para hacer un centro cultural en la Casa Saer”.
Hugo Rasetto, senador por el departamento Iriondo, narró: “Siempre recuerdo a Rubén Galassi que un día me llamó cuando era mi ministro de gobierno de Antonio, me dijo, ‘Hugo, vamos a comprar la casa de Juan José’. Ahí fue, digamos, el primer granito de arena, así empezó el derrotero este que va a terminar, seguramente, con un gran centro cultural de referencia local, departamental, regional, provincial y mundial”.
“Todo lo que somos en la vida es lo que fuimos cuando tuvimos uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y chau. Y Saer es serodinense por eso. Todo lo que viene después está sellado a fuego por lo que mamamos, aprendimos, hicimos, nos enseñaron, construimos cuando tuvimos esos años. Entonces, Saer, no es que nació en Serodino: su obra fue alumbrada, pergeñada, desde lo más profundo del sistema nervioso que tuvo la humanidad de Saer, que se constituyó se soldó, se fraguó en Serodino. Así que felicitaciones por esos estímulos que dio Serodino hace tantos años y que siguen alumbrando al mundo entero”, concluyó.
Clara García, presidenta de la Cámara de Diputados de Santa Fe, retomó la mención de Rasetto a Erica Hynes (actual secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación y ex diputada, presente en el acto) como autora de la Ley provincial 14.267 que declara a 2025 como el “Año Saer”, aprobada en 2020, en pandemia. “En sus fundamentos, ella decía eso: en estos días casi dramáticos tan terribles que vivimos, parecía que pocas cosas tenían sentido si se salían de aquella urgencia. Sin embargo, pensar en detenernos un momento para honrar la figura de este escritor. que parece que, salvo Borges, fuera el más importante de nuestro país o al menos uno de los más importantes; y allí la votamos”.
“Paulo recordaba aquel Año Saer (2017), cuando cumplía 80 años; y la provincia de Santa Fe decidió hacer un reconocimiento en el museo Rosa Galisteo; bellísimo espacio de arte y de cultura de la provincia en la propia ciudad de Santa Fe. Y recuerdo que Beatriz Sarlo, su gran amiga, casi su cómplice, decía, ‘Ninguna otra provincia podría haber hecho eh esta actividad del Año Saer, sino la provincia de Santa Fe’. En tu nombre, Susana, como ministra, gracias por retomarlo. Gracias por detener las urgencias para hacer algo tan pero tan importante”.
La ministra de Cultura, Susana Rueda, refirió que para el homenajeado “la narrativa tiene que contar con un lenguaje propio, que está basado en un lenguaje oral, que uno va escribir con un lenguaje propio. La narrativa santafesina, a través de Saer, ha logrado su lenguaje (...) a pesar que él no era su voluntad: a él no le gustaban los nacionalismos, no le gustaban los regionalismos. Sin embargo, un poco esto de qué quiere decir esto de ser de Serodino, Como decía Hugo recién: hasta los cinco años, que se va formando la personalidad, uno va respirando una impronta particular; y evidentemente eso se graba en el ADN”.
“Solamente desde ahí podemos comprender cómo la narrativa de Saer, a pesar de haber vivido tantos años en París (más de los que vivió en territorio santafesino) puede tener ese nivel de detalle con respecto al paisaje. Todos nos vemos reflejados en esa literatura. Y también nos vemos reflejados en el culto que hace el artista, porque todos terminamos vinculados con sus amigos imaginarios como Tomás, como Rosemberg, como Barco. Todos tenemos amigos de esas características. Entonces, si bien renegaba de esto de los nacionalismos, de los regionalismos, todos los argentinos, sobre todo en nuestro interior, cuando leemos a Saer nos sentimos más santafesinos y más argentinos”, remató.
La ministra de Cultura, Susana Rueda, al micrófono durante la apertura formal; junto a ella la presidenta de la Cámara de Diputados de la provincia, Clara García; la presidenta comunal de Serodino, Marilina Ascani; y el senador por el departamento Iriondo, Hugo Rasetto. Foto: Gentileza Ministerio de Cultura de Santa Fe
Zona descubierta
A continuación, Olivieri repasó la jornada matinal, comentó el trabajo de su equipo Saer de Pergamino, y presentó a Miguel Benestante, su compañero de vida y pasión literaria, para que comentase sobre sus pesquisas geográficas.
Comenzó con una referencia a “Glosa”, donde el Matemático hace una relación entre Pergamino y Atenas, y en “El río sin orillas”, que vincula Venado Tuerto y Pergamino. “Él tenía dos grandes amigos. Uno era Juan Pablo Renzi, pintor. (...) Al leer la biografía de Juan Pablo Renzi encontramos que él, si bien nació en Casilda, desde muy joven se trasladó a Pergamino; hizo sus primeros estudios de artes plásticas en la Escuela de Bellas Artes de Pergamino. Un hermano de él vive vivió en Pergamino, y el sobrino de Juan Pablo vive en Pergamino y es amigo nuestro. Y el otro nudo es que también fue muy amigo de Jorge Conti; que era pergaminense: estuvo toda su adolescencia, estudió en colegios de Pergamino y se fue a estudiar a la Universidad de Rosario. Y después se trasladó con el tiempo a Santa Fe”.
A continuación, narró lo que denominó un trabajo colectivo: “Al leer la obra nace la inquietud física concreta, corporal, de estar presente en los lugares que describe. De palparlos, de tocarlos, de decir: ‘Este es el Bar de la Galería’. Está, existe y es casi tal cual como él lo describió. No están hoy las camareras de guardapolvo verde”
“En algunos casos dar tantos datos que uno va así con los ojos cerrados. Y está casi tal cual en los tiempos que él lo vivió y de acuerdo a la descripción que él hace. Pero otros no, otros apenas algunos detalles mínimos, incluso confusos, que no permiten una ubicación directa e inmediata. Incluso con el problema de los nombres: porque los espacios públicos (por ejemplo, el Palomar) los nombra tan cual. En cambio, los lugares privados, salvo algunas excepciones, eh les cambia el nombre. En general cambia el nombre por una palabra que se acerca. Por ejemplo, al Hotel Castelar le dice el Hotel Palace, al diario El Litoral lo llama La Región”.
“Pero otros son enigmáticos, no solamente no da referencias físicas espaciales o muy breves, sino que al menos cambia el nombre. Lo que complicó la investigación, porque uno le preguntaba, por ejemplo, a un vecino: ‘Señor, señora ¿Usted conoce el comedor El Tropezón?’, citado en ‘Responso’. O el Cleveland, donde van almorzar primero Marcos Rosenberg y César Rey, y después Leto y Rey, a cenar, antes de ir al Copacabana”. Según la investigación (que incluye hasta las inclinaciones de las sombras a cierta hora y época del año), serían respectivamente el Comedor San Martín (9 de Julio y Primera Junta) y El Chipén (“25 de Mayo a unos 30 metros antes de llegar a Salta”).
“Hemos investigado 130 lugares, de los cuales 127 hemos podido hallar perfectamente dónde estaban, cómo se llamaban originalmente, cuáles eran sus características; y solamente nos quedaron tres sin poder investigar: son la Parrilla San Lorenzo (donde va a comer Gutiérrez en ‘La grande’), la quinta donde va a jugar Barrios en Colastiné (en ‘Responso’), y donde vive la tía de Gabriela Barco en Guadalupe’.
Raúl Beceyro, exponiendo sobre Saer y la fotografía, y su vínculo de amistad. Foto: IAA
Entre amigos
Desde las 14, y con la presencia de Julio y José Tuma (sobrinos del homenajeado, que compartieron luego algunas anécdotas propias), los cineastas Marilyn Contardi y Raúl Beceyro repasaron instancias compartidas con “Juani”. Se proyectó el cortometraje “Montaje de Marilyn”, a partir de una secuencia fotográfica de un asado en el que participó Hugo Gola (que no solía coincidir en sus visitas al país con Saer); también contiene una reunión posterior a su muerte, con la participación de Hermenegildo “Pipi” Lucero y Rafael Filipelli.
A continuación, compartió parte de una entrevista que excepcionalmente dio Saer en uno de esos asados, a instancias de Oscar Meyer, otro de los habitués. “Yo no escribí ningún libro que acontezca en Santa Fe. Acontece en una ciudad imaginaria (...) no se refieren a Santa Fe, se refieren a un espacio ideal, a un tipo de ciudad que podría ser cualquier ciudad de provincia de cualquier lugar del mundo. Lo importante no son las cosas materiales que hay en los alrededores, sino, por ejemplo, las relaciones que hay entre los personajes, el tipo de relación con lo real (...) En cualquier film los elementos que aparecen no aparecen por sí mismos. Si una persona filmase este lugar porque le parece bello, pintoresco, no lograría nada interesante. Lo importante sería la capacidad que tiene un cineasta o un escritor de ver detrás de ese decorado una cosa que tenga significación universal” decía el escritor en aquel entonces.
Beceyro, también ex alumno de Saer, refirió su influencia en la relación de este con la fotografía, a través de una serie de imágenes: obras compartidas de grandes fotógrafos (con su referencia a lugares específicos), Saer como fotógrafo con su cámara Polaroid, como retratado en diversos encuentros, y como partícipe oculto en una fotografía del archivo del diario La Nación (hoy formando parte del acervo de Luis Príamo) en la que aparecen, como parte del paisaje, Saer y Roberto Maurer caminando por San Martín y Mendoza, frente al Gran Doria.
Ivana Tosti, de Ediciones UNL, presentó justamente el libro “Juani. Pequeña crónica de una amistad”, escrito por el citado Maurer en 1992 y editado este año; una pieza que Saer leyó y aprobó en su momento. Leyó así el comienzo del libro:
“Hace unos días me dirigí a un barman pidiéndole un destornilla- dor, y su respuesta fue una expresión de desconcierto. ‘"Las nuevas generaciones de barmans ignoran qué es un destornillador’, me advirtió un joven amigo. ‘Probá de nuevo, pero esta vez pedile que te sirva un jugo de naranja, y que después le eche vodka y mucho hielo’. Dio resultado.
El destornillador era una bebida que solíamos preparar con Saer, a quien desde ahora llamaré Juani, a quien le gustaban los cócteles. Acabábamos de llegar a Buenos Aires, cierta vez, y desde la estación de Retiro fuimos rectamente a ‘Sacha’s’, un local especializado en cocteles, donde pidió uno llamado ‘Elenita’. El mozo no conocía esa mezcla y mantuvo una actitud respetuosa hasta que, ante la insistencia de Juani, estimó que había llegado el momento de humillarnos, ya sin cargo de conciencia. ‘Eso no es coctelería internacional’, nos contestó con arrogancia. Era un ruso artificial, impresionante, de espesas cejas negras. Con cada una de ellas uno podía fabricarse una barba y disfrazarse de Rasputin.
La triste historia de Elenita es una de mis favoritas y cada tanto se la recuerdo a Juani en esas circunstancias, como la de un asado, propicias al fino entretenimiento de ridiculizar a los seres queridos.
He mencionado bebidas anacrónicas con el propósito de ir alcanzando los recuerdos sin forzar la memoria voluntaria. Si la dieta natural de la literatura prescribe asociaciones basadas en los gustos, el olfato y los dolores de espalda, un estímulo para los sentidos podría consistir en encaminarme hacia el bar de la galería, a la nochecita, y pedir una sangría, igual que en los viejos buenos tiempos, como diría un chulo en decadencia”.
“Gracias a Martín Prieto, tengo la carta que el propio Saer le mandó a Roberto, que Roberto no la recordaba, pero Prieto sí”, comentó Tosti. Allí ponía: “Me gustó muchísimo tu artículo, lo leí muchas veces y todo los que lo leyeron a su vez, siguiendo mis consejos, descubrieron encantados esa semblanza curiosa de un joven alcohólico, fulero, frívolo y un poco estafador, al que basurean decididamente los barmen de las más elegantes confiterías porteñas”.
Posteriormente, el arquitecto Gerardo Caballero (ausente con aviso su colega Javier Mendiondo) mostró los planos del proyecto de recuperación de la Casa Saer, para convertirla en un centro cultural que retome elementos estéticos originales, pero con otro sentido de circulación (ingreso por el patio, el almacén como salón multiusos) y elementos estéticos que retomen la obra del autor (la iluminación rememorando las nubes en la llanura, por ejemplo).
Casa Saer en Serodino: hogar natal del escritor y futuro centro cultural, proyectado por los arquitectos Gerardo Caballero y Javier Mendiondo. Foto: IAA
Relanzamiento
La última actividad del día fue la presentación del Grupo Planeta acerca de la reedición 2025 de los títulos “Cicatrices”, “Nadie nada nunca” y “La Ocasión”. La misma estuvo a cargo del editor Mariano Valerio y el escritor Juan José Becerra (autor de las contratapas).
Valerio manifestó: “Los autores como Juan José Saer, Dal Masetto, Fontanarrosa, son los autores de fondo: sostienen los fondos editoriales. Hay políticas para los autores que no están atados ya a la novedad que sale todos los meses. Como sabíamos que mantener todo el fondo impreso es imposible, elegimos poner el foco de a poco en reediciones en serio. Son novelas importantes. De Saer, pero no son quizás las más conocidas. Podríamos haber ido a ‘El entenado’, a ‘El limonero real’, pero elegimos estas porque si bien siguen siendo novelas muy importantes y muy buenas, quizás son las que necesitan un poco más de difusión. Y usamos esto para intentar poner de nuevo a Saer en una agenda de lectores más jóvenes, que pueden no haber llegado nunca a la obra de Juan José Saer. Aprovechamos este año aniversario de su muerte para armar una agenda de lanzamientos: este año van a ser estos tres títulos”.
Y agregó: “Ya soy viejo como ustedes, pero sé que funciona el tema de las redes, que es importantísimo. Tenemos un programa que se llama Literatura de la Carta, que es una jornada en una librería de Buenos Aires dedicada a un autor. En este caso, más o menos para el mes de octubre vamos a hacer una jornada (que seguramente va a ser convocada por Juan Becerra, que es como nuestro aliado en todo lo que es la difusión de la obra de Saer) dirigido directamente a influencers, booktubers, youtubers, que pueden hablar en una lengua más clara. (...) La idea es armar mística alrededor de un autor que de por sí la tiene; pero tratar de traducir esa mítica a gente más joven”.
Paulo Ricci, secretario de Desarrollos Culturales de la Provincia; Juan José Becerra, escritor encargado de las contratapas de las reediciones; y Martín Valerio, editor de Grupo Planeta. Foto: IAA
Becerra, por su parte, comentó: “En estos tres libros veo como una especie de pack recortado sobre el conjunto de la obra, donde puede saber cosas que solamente se pueden asociar si uno lee los tres libros juntos. Siempre pensé que que hay un don de Saer que es anterior a la literatura. La literatura es más bien una operación artística en la que él va a desembocar; pero en la que no hubiese desembocado de ninguna manera si no hubiese tenido ese don que yo lo asocio más con la naturaleza de la percepción. Uno lee a Saer y lo primero que piensa (más si es escritor) es: ´´¿Cómo hace para ver así? ¿Cómo hace para detenerse con esa intensidad en los acontecimientos de cualquier orden?. En el orden más amplio del universo o en las partículas elementales. ¿Cómo puede abarcar con su sistema de percepción (que es un sistema de percepción humana y que es un radar fallido) hacer que ese radar, ese sistema, esa sonda pueda abarcar tanto de profundidad y de extensión?”.
Pero en este caso, “lo que veo acá es que son tres libros que tienen como un factor que es la crisis del punto de vista. ‘La ocasión’ es una historia de infidelidad, de enigma y de celos, que tienen alrededor de un vacío en el en el cual hay una escena imaginada que nadie de la que nadie le puede dar fe (...) En ‘Cicatrices’ pasa más o menos el mismo: el acontecimiento principal es un obrero metalúrgico, asesina a su mujer en la noche de un 1° de mayo delante de su hija. Está o no borracho, quiere o no matarla, son cosas que no se sabe. Y empieza a ocurrir que los acontecimientos secundarios (que son muchísimos empiezan a ser más importante que el acontecimiento principal. Y ‘Nadie nada nunca’ es un hecho parecido: los puntos de vista desplegándose, prestándose entre sí, para saber qué es lo que pasa acerca de una matanza de caballos, que es un misterio político en realidad; y que para mí se concentra en esta frase que es ‘el puente con lo que se podía alcanzar está cortado’”.
Así pasó un reencuentro de Serodino con su hijo dilecto, que varias veces volvió con discreción a ver cómo andaba el pueblo; esta vez el retorno fue en espíritu, de la mano de aquellos que lo recuerdan y siguen celebrando una obra que espera a nuevos lectores.