Cada 19 de agosto, el mundo conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, una jornada dedicada a honrar a los valientes trabajadores que arriesgan sus vidas en las zonas de crisis.
En esta fecha cada gesto cuenta para asegurar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan, sin riesgos ni indiferencia. La campaña #ActúaPorLaHumanidad urge a proteger a los trabajadores humanitarios y aumentar la financiación, llamando a una acción global ineludible.

Cada 19 de agosto, el mundo conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, una jornada dedicada a honrar a los valientes trabajadores que arriesgan sus vidas en las zonas de crisis.
Sin embargo, este año la celebración se tiñe de una cruda realidad: el sistema de ayuda global está al borde del colapso, con una alarmante falta de financiación y un número récord de ataques contra quienes intentan salvar vidas. La consigna para esta fecha es clara y urgente: #ActúaPorLaHumanidad.
El 19 de agosto de 2003, tuvo lugar un atentado terrorista con un coche bomba en el hotel Canal de Bagdad, en Irak. Murieron 22 trabajadores humanitarios, entre ellos el Representante Especial del Secretario General de la ONU para Iraq, Sergio Vieira de Mello, y resultaron heridas cerca de 100 personas.
Cinco años más tarde, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó una resolución que designaba el 19 de agosto como Día Mundial de la Asistencia Humanitaria.
Cada año, este día internacional se centra en un tema diferente y reúne a socios de todo el sistema humanitario para abogar por la supervivencia, el bienestar y la dignidad de las personas afectadas por las crisis y por la seguridad de los trabajadores humanitarios.
Organizado anualmente por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria muestra la importancia, la eficacia y el impacto positivo del trabajo humanitario.
El panorama de la asistencia humanitaria en 2025 es más sombrío que nunca. En 2024, más de 380 trabajadores humanitarios murieron, mientras que cientos más resultaron heridos, secuestrados o detenidos. Estas cifras, que podrían ser aún peores este año, evidencian una preocupante violación del derecho internacional.
A pesar de que las leyes están diseñadas para proteger a estos profesionales, los responsables de los ataques a menudo quedan impunes, y el mundo parece mirar hacia otro lado. Esta falta de rendición de cuentas no solo pone en peligro a los trabajadores, sino que también socava la capacidad de ayudar a las millones de personas que dependen de su labor.
La situación es una paradoja insostenible. Mientras las necesidades humanitarias en todo el planeta aumentan debido a conflictos, desastres naturales y crisis económicas, la financiación para abordarlas disminuye. El sistema humanitario está desbordado, y esta brecha entre la demanda de ayuda y los recursos disponibles es el abismo al que se refieren los líderes de la campaña.
"Si no podemos proteger a quienes salvan vidas, ¿qué dice eso de nosotros?", es la pregunta que se plantea la iniciativa, subrayando que lo que está en riesgo no es solo un sistema, sino la propia esencia de la humanidad.
La campaña #ActúaPorLaHumanidad es un grito de alerta y una invitación a la acción global. Se insta a la población a movilizarse para presionar a los líderes mundiales a:
La indiferencia ya no es una opción. Se pide a la gente que utilice su voz en redes sociales, que done a organizaciones humanitarias, que se movilice en sus comunidades y que use su creatividad para difundir el mensaje. La finalidad es clara: hacer que la protección de los trabajadores humanitarios y el apoyo a las víctimas de las crisis sea un tema imposible de ignorar.
Este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria sirve como un recordatorio de que, desde cada lugar del mundo, se puede contribuir a esta causa global. Cada pequeño gesto, desde compartir una publicación con el hashtag hasta donar a una organización de confianza, suma para construir un futuro donde la ayuda humanitaria pueda llegar de manera segura y efectiva a quienes más la necesitan.
La historia de la solidaridad nos enseña que, cuando las voces se unen, la presión es real y el cambio es posible.




