Un hombre de 44 años murió en las últimas horas en la ciudad de Cipolletti, en la provincia de Río Negro, luego de haber sido mordido por una yarará, una de las serpientes venenosas más peligrosas de Argentina. El caso generó conmoción en la región del Alto Valle y volvió a poner en foco los riesgos asociados a la presencia de animales ponzoñosos en zonas rurales y semiurbanas.
La víctima, identificada como Miguel Esteban Contreras, era camionero y se encontraba realizando tareas laborales cuando ocurrió el ataque. El episodio tuvo lugar a comienzos de diciembre, cuando el hombre descendió de su camión durante la noche en una zona descampada.
En ese momento sintió una mordedura en una de sus piernas, aunque debido a la oscuridad no pudo identificar al animal que lo había atacado.
Un hombre fue atacado por una yarará mientras trabajaba. Crédito: Manuel Berrón. Las primeras horas críticas
Tras el incidente, Contreras continuó con su actividad sin dimensionar la gravedad de la situación. Con el paso de las horas comenzó a experimentar fuertes dolores y otros síntomas que derivaron en una descompensación general. Ante ese cuadro, solicitó ayuda y fue trasladado de urgencia al Policlínico Modelo de Cipolletti, donde los profesionales de la salud evaluaron su estado.
Los médicos confirmaron que se trataba de una mordedura de serpiente venenosa y procedieron a aplicarle el suero antiofídico, el tratamiento indicado para neutralizar el veneno de la yarará. Sin embargo, el tiempo transcurrido entre el ataque y la atención médica resultó determinante: el veneno ya había comenzado a generar severas complicaciones en su organismo.
A pesar de los esfuerzos del equipo médico, el cuadro clínico se agravó rápidamente. El paciente fue internado y permaneció bajo estricta observación, mientras su familia seguía de cerca la evolución de su estado de salud, que desde el inicio fue crítico.
El hombre sintió una mordedura en una de sus piernas. Complicaciones y desenlace fatal
Durante los días posteriores, Contreras sufrió un deterioro progresivo. El veneno afectó su sistema sanguíneo, provocando una fuerte caída de los glóbulos rojos y obligando a realizar múltiples transfusiones para intentar estabilizarlo. También se registraron fallas orgánicas que complicaron aún más su recuperación.
Finalmente, pese a la atención recibida, el hombre falleció como consecuencia de las complicaciones derivadas del envenenamiento. Su muerte causó profundo dolor entre familiares, amigos y colegas, y encendió una señal de alerta en la comunidad sobre la importancia de actuar con rapidez ante este tipo de emergencias.
Las autoridades sanitarias recuerdan que las mordeduras de yarará requieren atención médica inmediata, ya que el tiempo es un factor clave para evitar desenlaces fatales. Recomiendan no subestimar heridas, evitar automedicarse y acudir de inmediato a un centro de salud ante cualquier sospecha de ataque de un animal venenoso.