La microbiota intestinal está compuesta por millones de microorganismos que habitan en nuestro sistema digestivo, principalmente bacterias, virus y parásitos.
La bioquímica Daría Sanmartino explicó la relación entre el equilibrio interno, la alimentación consciente y los nuevos estudios que ayudan a personalizar hábitos para sentirnos mejor cada día.

La microbiota intestinal está compuesta por millones de microorganismos que habitan en nuestro sistema digestivo, principalmente bacterias, virus y parásitos.
Daría Sanmartino, bioquímica especializada en análisis funcionales, explicó que “son todos estos bichitos que si los pongo en hilera dan dos vueltas al planeta”, enfatizando la enorme cantidad y diversidad de estos organismos que influyen profundamente en nuestra salud. Además, la microbiota no solo está en el intestino, sino también en otras mucosas como la bucal o vaginal.
Mantener el equilibrio de esta comunidad es fundamental, ya que “si se pierde empieza a haber más cantidad de bacterias que tal vez generan más gases, distensión abdominal y aparece lo que se llama disbiosis intestinal”. Esta desregulación puede causar desde molestias digestivas hasta alteraciones metabólicas y cardiovasculares.
La distensión abdominal, por ejemplo, no debe ser naturalizada: “Hay personas que tomando agua se les hincha la panza, no es normal, hay que validar esos síntomas y ver de dónde vienen”, señaló la profesional.
El crecimiento excesivo de ciertas bacterias y hongos como la cándida puede darse por hábitos poco saludables, como una dieta alta en ultraprocesados, falta de reposo digestivo o estrés constante. En ese sentido, Sanmartino recomendó “ayunar ciertas horas, por lo menos un ayuno de 12 horas y dejar pasar 3 o 4 horas entre comidas para no estar todo el tiempo estimulando el sistema digestivo”.
Sanmartino destacó que la medicina tradicional suele solicitar análisis estandarizados para toda la población, pero el enfoque funcional y ortomolecular busca “ir un poquito más en profundidad, individualizar un poco más ese pedido y abarcar análisis que tienen hoy una repercusión súper importante por el estilo de vida moderno”.
De esta manera, la bioquímica resaltó que hoy no alcanza con 10 análisis para evaluar la salud, sino que “necesitamos no solamente profundizar más, agregar ciertas analíticas que no estamos acostumbrados, sino también saber interpretarlas”.
Este enfoque se basa en buscar “valores óptimos” y no solo valores de referencia normales, apuntando a optimizar el bienestar de cada persona. Por ejemplo, “los valores de vitamina D, para la medicina tradicional es de 30, pero el valor óptimo es por lo menos de 50". Esta vitamina tiene funciones que van más allá de la salud ósea: repercute en la salud cardiovascular y modula el sistema inmune.
Además, el análisis funcional de materia fecal permite identificar problemas digestivos profundos, como la mala digestión de fibras musculares o almidones, que suelen ser consecuencia de hábitos alimenticios apresurados, mala masticación o sobrecarga digestiva.
Para mejorar la microbiota intestinal y, con ello, la salud general, Sanmartino indicó un enfoque basado en prebióticos y probióticos. “Los prebióticos son fibras que alimentan a las bacterias buenas; a través de vegetales y frutas. Los probióticos están en alimentos fermentados como el yogur griego o natural, siempre cuidando que sean de calidad y contengan cepas bacterianas específicas”.
Evitar los ultraprocesados es uno de los consejos fundamentales: “Tratar de dejar todo lo que viene en paquete y priorizar la comida casera, comida real”, resaltó la profesional. El reposo digestivo también es clave, con ayunos nocturnos de al menos 12 horas y períodos de 3 a 4 horas entre comidas para permitir el vaciado gástrico.
Por último, Sanmartino aconsejó no centrarse exclusivamente en la pérdida de peso como objetivo inicial, porque puede generar frustración y abandono del cambio de hábitos. “Enfocarse primero en sentirse con más energía, dormir mejor y tener un mejor estado de ánimo. El descenso de peso viene con el tiempo si mejoramos la microbiota y nos cuidamos integralmente”.
La bioquímica también ofrece asesorías personalizadas y análisis específicos para detectar déficits y recomendar suplementación ortomolecular, que incluye vitaminas, minerales y probióticos para apoyar una recuperación integral de la salud.
Con estos cuidados, la microbiota intestinal puede transformarse en una aliada fundamental para el bienestar físico, mental y metabólico, ayudando a prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida.




