Aloe vera en la rutina facial: beneficios, usos recomendados y precauciones
Es una de las plantas más utilizadas en cosmética y dermatología gracias a su capacidad de hidratar, calmar irritaciones y favorecer la reparación de los tejidos. Sin embargo, los especialistas advierten que no debe aplicarse directamente desde la planta.
Aloe vera en la rutina facial: beneficios, usos recomendados y precauciones
Desde la medicina tradicional hasta los laboratorios de cosmética más avanzados, el aloe vera se mantiene como un recurso estrella en el cuidado de la piel. Su popularidad está respaldada por múltiples estudios científicos que demuestran su capacidad para hidratar, reparar y proteger la barrera cutánea.
La especie más estudiada y utilizada en productos faciales es Aloe barbadensis Miller, cuyas hojas contienen un gel rico en polisacáridos, vitaminas, minerales, enzimas y aminoácidos.
Estos componentes actúan como antioxidantes, ayudan a prevenir el envejecimiento celular, protegen frente a la radiación ultravioleta y estimulan los procesos de cicatrización y regeneración.
Gel rico en polisacáridos, vitaminas, minerales, enzimas y aminoácidos.
Además, el gel de aloe vera puede retener una gran cantidad de agua —representa más del 99% de su composición fresca—, lo que lo convierte en un excelente agente hidratante y calmante.
Investigaciones difundidas en revistas especializadas como Wounds destacan que su aplicación tópica favorece la cicatrización de heridas leves y mejora la capacidad de la epidermis para mantener la humedad.
El gel de aloe vera puede retener una gran cantidad de agua
Usos recomendados y precauciones
Aunque durante años fue común aplicar directamente el gel extraído de la hoja sobre la piel, los expertos recomiendan evitar esta práctica. La razón es que la savia amarillenta que recubre el interior de la cáscara contiene compuestos llamados antraquinonas, capaces de generar irritación. Además, el uso casero sin controles sanitarios puede favorecer la contaminación bacteriana o fúngica.
De acuerdo con la National Library of Medicine de Estados Unidos,los productos clínicamente testeados son más seguros porque garantizan la pureza del extracto y la ausencia de contaminantes. Por lo tanto, los especialistas sugieren optar por cremas, geles o mascarillas que contengan una alta concentración de extracto de Aloe barbadensis Miller y que hayan pasado por controles de calidad.
En cuanto a su aplicación, se recomienda usarlo en forma de mascarilla de corta duración: extender una fina capa de gel sobre la piel limpia, dejar actuar entre 15 y 20 minutos y enjuagar con agua fresca. Este procedimiento ayuda a conservar la hidratación, calmar irritaciones y reducir la inflamación, especialmente después de la exposición solar.
Cabe aclarar que no se aconseja aplicar aloe vera en heridas graves sin supervisión médica, ya que podría interferir en la cicatrización normal. Asimismo, aunque las reacciones alérgicas son poco frecuentes, en personas sensibles pueden aparecer enrojecimiento, picazón o dermatitis de contacto.
Uno de los mitos más difundidos en torno al aloe vera es que elimina manchas oscuras de la piel. Sin embargo, la evidencia científica disponible no respalda esta afirmación. Lo que sí está demostrado es que el gel ayuda a prevenir el fotoenvejecimiento al reducir el daño oxidativo provocado por la radiación ultravioleta.
Estudios de laboratorio demostraron que sus antioxidantes contribuyen a preservar la uniformidad del tejido dérmico y disminuir la formación de arrugas. Aun así, los dermatólogos aclaran que no sustituye a los tratamientos médicos para melasma u otras hiperpigmentaciones, y que la fotoprotección diaria sigue siendo la estrategia más efectiva para cuidar la piel de las manchas.