Conforme envejecemos, es casi inevitable que en nuestro colon aparezcan pequeñas protuberancias conocidas como divertículos. Esta condición, denominada diverticulosis, no representa una enfermedad por sí sola: la mayoría de las personas no experimenta sintomatología ni alteraciones graves.
Estas formaciones surgen en zonas donde la pared del intestino es más débil y el proceso natural del envejecimiento las favorece. La diverticulosis, en sí, suele ser asintomática; solo se diagnóstica de forma incidental o ante la presencia de molestias digestivas
El peligro aparece cuando estos divertículos se inflaman o sangran. En esos casos, hablamos de enfermedad diverticular. La forma más aguda es la diverticulitis, que puede provocar dolor abdominal intenso, fiebre y, en ocasiones, complicaciones severas como perforaciones o abscesos.
El tratamiento de la diverticulitis aguda varía según la gravedad.
Por otro lado, las hemorragias diverticulares pueden presentarse con sangrado significativo, aunque muchas veces cesan espontáneamente. Algunas personas cursan una variante llamada enfermedad diverticular sintomática, con molestias digestivas inespecíficas sin evidencia clara de inflamación o sangrado
La detección de divertículos no está incluida en ningún programa de cribado preventivo —como ocurre con el cáncer de colon—. La recomendación médica es investigar solo si hay síntomas o molestia persistente.
Factores de riesgo y predisposición
El estilo de vida occidental ha influido en el aumento de casos, incluso entre personas jóvenes. Dietas bajas en fibra, el sedentarismo y la obesidad han sido señalados como factores que impulsan la formación de divertículos
A su vez, la genética juega un papel fundamental: casi el 50 % del riesgo de desarrollar enfermedad diverticular puede deberse a predisposición heredada, y ya se han identificado genes relacionados con su aparición
La mayoría de las personas no experimenta sintomatología ni alteraciones graves.
Prevención y tratamiento
Aunque no se ha demostrado de forma concluyente que una dieta rica en fibra prevenga la aparición inicial de divertículos, sí ayuda a evitar complicaciones. Se recomienda consumir abundante fibra (como frutas, verduras y cereales integrales) y reducir el consumo de carnes rojas
En cuanto a la prevención general del riesgo de complicaciones, el especialista destaca la importancia de:
Mantener una alimentación rica en fibra.
Evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.
Hacer ejercicio de forma regular.
Moderar el consumo de carnes rojas.
Estas medidas no solo ayudan a reducir el riesgo de divertículos problemáticos, sino que también son beneficiosas para la salud en general
Tratamientos según la gravedad
El tratamiento de la diverticulitis aguda varía según la gravedad. En casos leves, se recurre a antibióticos orales; en situaciones más serias, podrían requerirse antibióticos intravenosos y, eventualmente, cirugía si hay perforaciones o abscesos
En casos de sangrado, la mayoría se resuelve sin intervención, aunque en ciertos casos puede necesitarse manejo endoscópico o quirúrgico